Víctor
Jara nació en Chillán Viejo (Chile) el 28 de
septiembre de 1932. Fue el cuarto de los seis hijos de Manuel
Jara, campesino sin tierra, y Amanda Martínez. Uno
de sus primeros recuerdos de infancia era su madre sentada
sobre una gran pila de maíz, cantando y tocando la
guitarra. También se acordaba de, con seis años,
trabajar en el campo con su padre. Manuel era un hombre analfabeto
y violento cuando bebía, mientras que Amanda sabía
leer y escribir -algo insólito en una persona de su
condición- y siempre animó a sus hijos a estudiar.
En 1938, la familia emigró al norte del país
y se instalaron en Lonquén, cerca de Santiago. Seis
años después, se mudaron a Población
Nogales, suburbio de la capital donde Amanda tenía
un puesto de comidas. Víctor fue un buen estudiante
del Liceo Ruiz-Tagle, escuela católica.
Cuando su hermana mayorse casó y, ya definitivamente
abandonados por el padre, la familia se instaló en
un barrio llamado Chicago Chico. La única manera que
Víctor encontró de escapar al ambiente de marginalidad
que allí se respiraba fue apuntándose a Acción
Católica. Para complacer a su madre, empezó
a estudiar Contabilidad en un instituto comercial, pero enseguida
vio que los números no eran lo suyo. En marzo de 1950,
la madre de Víctor murió de un ataque cardíaco.
Él tenía 15 años, y aquella pérdida
supuso una profunda conmoción para él y la desmembración
de la familia: cada hermano se fue por su lado.Víctor
dejó los estudios y se puso a trabajar en una fábrica
de muebles, pero a los pocos meses ingresó en el seminario
de la Orden de los redentoristas en San Bernardo. A los dos
años lo dejó, convencido de que no era su camino.La
parte positiva de esa experiencia fue su contacto con la música
sacra -en particular, el canto gregoriano- y los elementos
teatrales de la misa.
Diez días después empezó el servicio
militar obligatorio, que cumplió en la Escuela de Infantería
de San Bernardo. El régimen de vida castrense le pareció
liberador. Cuando tenía permiso, se iba con los compañeros
a frecuentar los bares y burdeles de la zona. Se licenció
el 12 de marzo de1953 y volvió a Población Nogales,
donde retomó sus estudios de Contabilidad y encontró
trabajo de portero en un hospital. Se presentó a un
anuncio que pedía gente para el coro universitario
y lo aceptaron como tenor. Participaren un “Carrnina
Burana” en el Teatro Municipal supuso un cambio total
en su vida. A finales de 1954, Víctor dejó el
trabajo, cogió sus escasos ahorros y viajó al
norte con un grupo de amigos para investigar la música
popular de la zona. En 1955, ingresó en la Compañía
de Mimos de Enrique Noisvander y, en 1956, en la Escuela de
Teatro de la Universidad de Chile para estudiar interpretación.
Desde 1957 -año en que grabó por primera vez
una canción en el disco del grupo Concumén (nombre
indígena que en mapuche significa “murmullo de
agua”)-, tomó parte activa en el movimiento de
revalorización de la música folclórica
chilena. Conoció a la cantante Violeta Parra, que lo
animaba para que cantara, pero entonces el teatro ocupaba
su vida
Tras su primera experiencia como director, inició
estudios de Dirección Teatral. A finales de 1961, a
su regreso aChile, después de una gira por Europa donde
compuso la canción “Paloma quiero contarte”,
empezó a vivir con Joan Turner, una bailarina estadounidense
divorciada y madre de una niña, Manuela, con la que
después tendría una hija: Amanda.
Durante los nueve años posteriores, Víctor
trabajó como miembro del equipo de directores del Instituto
de Teatro de la Universidad de Chile, donde montó diversas
obras y destacó como uno de los más creativos.
Entre 1966 y 1969, fue director artístico del grupo
Quilapayún y esos mismos años actuó como
cantante solista en La Peña de los Parra. Su primer
disco, “Víctor Jara”, editado por el sello
Arena, había aparecido en 1966. Al año siguiente
grabó con Quilapayún “Canciones Folclóricas
de América”. En 1969, ganó el Primer Festival
de la Nueva Canción Chilena con la canción “Plegaria
a un labrador” y, al año siguiente, registró
el disco “Pongo en tus manos abiertas”. Mientras
se incrementaba su producción musical, Jara no dejaba
de montar nuevas obras de teatro, recibir premios por su trabajo
escénico y viajar a otros países, unas veces
como director teatral y, otras, para actuar como cantautor.
En 1970, a los 37 años y en la plenitud de su capacidad
creativa, Jara decidió integrarse de lleno en el proceso
de cambios sociales que vivía su país. A principios
de ese año, renunció a su trabajo en la universidad
para realizar recitales por todo el país y trabajar
en la campaña electoral de Salvador Allende, que finalizó
con la victoria de éste y el inicio del Gobierno de
la Unidad Popular. Tras el triunfo de una izquierda que parecía
una esperanza para los millones de pobres chilenos, volvió
a su trabajo artístico, pero siguió directamente
vinculado al Gobierno de Allende.
En 1971, el sello EMI-Odeón publicó su cuarto
álbum, “Canto Libre” y, en agosto de ese
mismo año, participó en el Segundo Festival
de la Nueva Canción Chilena con “El alma llena
de banderas”. Recibió el encargo de componer
la música institucional destinada a acompañar
las transmisiones de la Televisión Nacional de Chile
y, junto con Celso Garrido-Lecca, compuso la música
para el ballet “Los siete estados”. También
ese año, Isabel Parra (hija de Violeta Parra), Víctor
Jara y el grupo Inti Illimani ingresaron en el cuerpo de artistas
estables de la Universidad Técnica del Estado. En calidad
de embajador cultural del Gobierno de la Unidad Popular, realizó
una gira de recitales por países latinoamericanos,
y editó su quinto disco: “El derecho de vivir
en paz”. Su sexto álbum, “Población”,
estaría basado en todo un año de trabajo recopilando
testimonios musicales folclóricos de remotas zonas
rurales de Chile y en el movimiento de los campesinos sin
tierra.
En octubre de 1972, después de haber estado cantando
en Cuba, en la Unión Soviética y en Londres,
se incorporó activamente a los trabajos voluntarios
con motivo de la huelga de camioneros que pretendía
paralizar Chile. Un mes más tarde, se le encomendó
la dirección del homenaje oficial a Pablo Neruda, realizado
en el Estado Nacional después de que el poeta chileno
recibiera en Suecia el Premio Nobel de Literatura. En el verano
de 1973,volvió a participar en la campaña electoral
parlamentaría a favor de la Unidad Popular. Dirigió
y participó como cantante en un ciclo de programas
de televisión en contra de la Guerra Civil y el fascismo.
Después de una gira de conciertos por Perú -que
sería la última-, se puso a trabajar en la grabación
de sus últimas composiciones para dos elepés
que nunca vieron la luz, como tampoco la vio “Canto
por travesura”, una recopilación de folclore
picaresco de Chile que llegó a grabar.
Como otros muchos chilenos, el 11 de septiembre de 1973, dia
del golpe militar del general Augusto Pinochet, Víctor
Jara permaneció en su trabajo, la entonces Universidad
Técnica del Estado, dispuesto a defender el Gobierno
del presidente Salvador Allende. La universidad fue rodeada
de militares y el compositor de “Te recuerdo, Amanda”
fue detenido junto con otras 600 personas, y trasladado al
Estadio Nacional. Cuando los militares reconocieron a Jara,
lo golpearon de inmediato con pies, puños y culetazos
de fusil. Las torturas duraron cuatro o cinco días
y el 16 de septiembre, el cantante murió tras recibir
34 balazos. Su mujer encontró su cuerpo en la morgue.
“Tenía la cara y las manos destrozadas, una pura
llaga, un hoyo en el abdomen y heridas por todos lados”,
explicó la viuda. 3l años después de
este asesinato, el juez Juan Carlos Urrutia va a procesar
al teniente coronel del Ejército Mario Manríquez
como responsable de este brutal crimen.
VÍDEOS DE Victor Jara
A continuación podemos ver un vídeo de Victor Jara :