Stieg Larsson

Stieg LarssonKarl Stig-Erland Larsson -posteriormente añadiría la “e” a su nombre de pila para no ser confundido con un popular actor sueco- nació el 15 de agosto de 1954 en Skellef- tehamn, un pueblecito de 3.000 habitantes del condado de Västerbotten (Suecia). Sus padres eran unos adolescentes sin trabajo que decidieron enviarlo a vivir con sus abuelos maternos. Su infancia transcurrió en una casa de madera roja rodeada de bosques frondosos donde el pequeño escuchaba atentamente los consejos de su abuelo Severin, un antinazi con convicciones comunistas y pacifistas, que fue la persona que más influyó en su carácter, inculcándole la justicia, la lucha contra las desigualdades sociales y el respeto hacia el individuo.

Tras fallecer su abuelo, a los 9 años, Stieg volvió con sus padres, que para aquel entonces, ya habían tenido otro hijo, Joakim. Fue una época carente de cariño. Stieg se sentía como un huésped en su propia familia, lo que acentuó su carácter retraído y lo llevó a buscar refugio en la Literatura. Además, apenas jugaba en la calle debido a las bajas temperaturas del lugar y a los pocos niños que había en la zona. Aquellos tiempos fueron tan duros, que a Larsson jamás le gustó hablar de ellos. A los 16 años, decidió abandonar el inhóspito hogar paterno para labrarse su propio futuro y buscar su felicidad, matriculándose en la escuela de Periodismo. Fiel a los ideales de su abuelo, decidió involucrarse en temas sociales y, a los 18 años, participó en un mitin contra la guerra de Vietnam, donde conoció al gran amor de su vida, Eva Gabrielsson.

Poco después de acabar el servicio militar, y para desconsuelo de su novia, viajó a África para vivir en primera persona la guerra civil de Etiopía y ayudar al bando socialista. Convencido de que iba a morir, le escribió una nota a su novia; “Querida Eva: es la primera vez que te escribo una carta y sé exactamente lo que debo poner: te amo, te amo, te amo”. Por suerte sobrevivió y guardó la carta hasta que, poco después de su muerte, Eva la encontró mientras buscaba otros papeles. A su regreso a Suecia, Stieg consiguió un trabajo como reportero y diseñador gráfico en la Tidningarnas Telegrambyra (TT), la agencia de noticias más grande del país, donde trabajó durante dos décadas mientras colaboraba en todo proyecto relacionado con la lucha por las igualdades sociales. Pero su sueño era ser escritor de novela negra y, en su tiempo libre, devoraba con fervor a los clásicos del género para, por las noches, escribir relatos policíacos.

En 1983, empezó a colaborar en la revista antifascista inglesa “Searchlight” y, a mediados de los ochenta, militó en la Kommunistiska Arbetareförbundet (Liga Comunista de Trabajadores) y participó en la fundación del proyecto “Stop de Racism”. Debido a su compromiso en la lucha para desenmascarar a la ultraderecha antidemocrática, se convirtió en un gran experto en el tema al que Scotland Yard y otras entidades solían pedir consejo, pero, a partir de ese momento, empezó a recibir amenazas, por lo que tuvo que tomar serias medidas de seguridad. Cambiaba de domicilio muy a menudo, evitaba los lugares públicos concurridos, no se fiaba de la policía y se bajaba del bus una parada antes por precaución. Su temor a ser asesinado llegaba hasta tal extremo que los contratos del teléfono, la luz o el gas estaban a nombre de Eva, con quien evitó casarse para no figurar en ningún registro oficial. Una decisión que, a la larga, le daría auténticos quebraderos de cabeza a la arquitecta tras el éxito de la trilogía “Millennium”. A pesar de los graves problemas por los que estaba atravesando, Stieg jamás bajo la guardia e invirtió todas sus energías en la búsqueda de un mundo más justo, interesándose especialmente por las mujeres víctimas de la violencia doméstica, quizás porque, a los 14 años, presenció una violación, un hecho que lo traumatizó y del que nunca quería hablar.

Como periodista comprometido, Stieg se convirtió en todo un referente para sus compañeros y para la sociedad de su país. En 1995, fue uno de los promotores de la Fundación Expo, especializada en catalogar y analizar las tendencias antidemocráticas de extrema derecha y, cuatro años más tarde, dirigió la revista de la fundación llamada ”Expo”, en la que casi todos sus colaboradores trabajaban de manera voluntaria.

En lo privado, Stieg ha sido descrito como un hombre educado, sensible y generoso, al que le gustaban las cosas sencillas y que le daba tan poca importancia al dinero que, a veces, se olvidaba de cobrar los cheques por sus artículos. El sueldo de arquitecta de Eva les servía para vivir en un cuarto piso sin ascensor y de poco más de 50 metros. En los últimos años de su vida, Stieg cuidaba muy poco su salud, comía y dormía mal, tomaba una veintena de cafés diarios, fumaba hasta cuatro cajetillas de tabaco y llegaba a trabajar 14 horas al día. Eso sí, según sus compañeros jamás descuidó su aspecto y siempre iba bien vestido y perfumado.

A los 47 años, decidió cumplir la promesa que se había hecho de joven y empezó a escribir una novela negra que debía cambiarle la vida, por 1o que cada noche, tras regresar de “Expo”, cenaba con su mujer, se sentaba en la cocina, cogía el portátil y se quedaba hasta las cuatro de la madrugada tecleando “Mille1mium”, la trilogía protagonizada por el periodista Mikael Blomkvist y la “hacker” informática Lisbeth Salander. Completó las 2.286 páginas de los tres libros en poco más de dos años y, consciente del éxito que iba a tener, le dijo a su mujer: “Los derechos de los tres primeros libros serán nuestra pensión de vejez, los del cuarto, para “Expo” y los del quinto, para las mujeres maltratadas”. Su instinto no le falló, “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina del palacio de las corrientes de aire” se han convertido en auténticos “best-sellers” con más de 10 millones de copias vendidas en 40 países.

Un día, seis meses después de llevar las obras a su editor y cuando la primera entrega de la trilogía estaba a punto de ver la luz, Stieg acudió a su despacho, el ascensor estaba averiado, subió las siete plantas a pie y, tras sentarse frente al ordenador, empezó a encontrarse mal. Lo llevaron al hospital y falleció de un infarto de miocardio el 9 de noviembre del 2004.

Al no haber hecho testamento y no haberse casado nunca con Eva, las anticuadas leyes suecas establecieron que su millonario legado, que incluye los derechos de los libros, las adaptaciones cinematográficas y hasta la mitad del piso en el que vivía con Eva, debería pasar a sus familiares más directos, es decir, a manos de su padre, Erland, y de su hermano, Joakim, contra quienes Eva ha empezado una batalla legal para obtener lo que es suyo, y de paso, cambiar la vetusta ley sueca: “Estoy realmente consternada por todo esto, pero a la vez feliz por el éxito que está teniendo Stieg”, manifestó la viuda a varios periodistas. La web http://www.supporteva.com, creada por un grupo de fans de Larsson vehicula la ayuda económica para costear a los abogados de Eva, mientras que la familia de Stieg echa balones fuera y argumenta que si que mantenían un contacto regular con Stieg. Ella lo niega y los amigos de Stieg desconocían que tuviera familia. El 29 de mayo se estrenó la adaptación cinematográfica de su primer libro y, el 18 de junio, saldrá a la venta la última parte de la trilogía.

VÍDEOS DE Stieg Larsson
A continuación podemos ver un vídeo de Stieg Larsson :





Fotos de Stieg Larsson:



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