Maria
Magdalene Dietrich nació en Berlín el 27de diciembre
de 1901. Fue la segunda hija de Louis Otto Dietrich, un aristocrático
capitán de húsares prusiano, y de Wilhelmina
Elisabeth Flesing, heredera de una rica familia burguesa.
Recibió una selecta y estricta educación que
incluía clases de canto, piano y violín. Su
padre murió en la Primera Guerra Mundial y su madre
volvió a casarse con un militar, Edouard von Losch.
Tras estudiar en el Conservatorio de Música de Berlín,
todo indicaba que Maria Magdalene tenía futuro como
violinista. Sin embargo, su ambición quedó frustrada
al serle diagnosticada una lesión en la muñeca
izquierda, lo que le hizo volver la vista hacia otro de sus
sueños: ser actriz.
Rechazada su petición de ingreso en la escuela de
Max Reinhardt, una de las figuras punteras del teatro y cine
berlinés de la época, Marlene empezó
a trabajar como corista en Hamburgo, pero en 1922 fue finalmente
aceptada en la escuela de teatro. Hizo su debut cinematográfico
con un pequeñísimo papel en una película
ambientada en los años de Napoleón, pero un
año después tuvo un papel más importante
en “Tragedia de amor”. En ese rodaje conoció
a Rudolf Sieber, asistente del director, con el que se casó
el 17 de mayo de 1924.
Un año después nació su única
hija, Maria. La maternidad no la apartó de su carrera
profesional. En 1929, con mucho esfuerzo, Marlene se había
convertido en una actriz conocida en Alemania y Austria. Lo
más particular en ella, aparte de sus piernas, era
la frialdad y el desdén con que trataba a los hombres.
El destino cambió para la Dietrich gracias a Joseph
von Sternberg, un director austríaco que triunfaba
en Hollywood y que la contrató para hacer “El
Ángel Azul”, la primera película sonora
alemana. Cuando Sternberg vio a Dietrich en una función
de teatro comentó: “Hermoso culo, pero necesita
un rostro”. Él sería el que, en los años
siguientes, se encargaría de proporcionárselo
y convertiría a aquella desconocida en una estrella
del séptimo arte. El estreno de “El Ángel
Azul”, donde Dietrich encarnaba a la perversa y lúbrica
cabaretera Lola-Lola, fue un gran éxito en Alemania.Animada
por Sternberg, Marlene hizo las maletas y se fue a Hollywood,
donde la Paramount le ofreció un contrato a aquella
“vampiresa alemana que sabía inglés y
tenía unas bonitas pantorrillas”.
Una vez en Hollywood, la carrera de Marlene discurrió
bastante paralela a la de Greta Garbo, la estrella más
fulgurante de la Metro Goldywn Mayer y con la que se especuló
que mantuvo un romance. Si la alemana hacía de espía
en “Frialdad”, la sueca interpretaba a “Mata
Hari”; si Garbo protagonizaba “La reina Cristina
de Suecia”, Dietrich se metía en el papel de
Catalina II de Rusia en “Capricho imperial”. Las
vidas privadas de las dos actrices también corrieron
bastante paralelas. No sólo compartieron un mismo amante
(John Gilbert), sino que crearon una moda personal con un
toque masculino (Greta con sus hombreras y sus corbatas y
Marlene con sus traje sastre y pantalones de corte masculino)
y mantuvieron romances, no demasiado ocultos,con otras mujeres.
La primera película americana de Marlene Dietrich
supuso el primer paso hacia la construcción del mito
en el que iba a convertirse la alemana. Para hacer el papel
de Amy Jolly en “Marruecos”,Sternberg hizo que
Marlene adelgazara quince kilos y transformó su rostro
quitándole las muelas del juicio y depilándole
las cejas hasta convertirlas en meras líneas dibujadas
sobre un rostro maquillado de forma que acentuaba su natural
palidez. Estrenada en 1932, “Marruecos”, con Gary
Cooper como protagonista masculino, fue un rotundo éxito.
Sternberg y Dietrich rodaron otras cinco películas
juntos. Las tres primeras, “Fatalidad”, “La
Venus rubia” y “Shanghai Express”, sirvieron
para acabar de crear el mito de Marlene como paradigma de
seducción y exotismo. Las dos últimas, “Capricho
imperial”, y “El demonio es mujer”, supusieron
el declive de Sternberg como director, pero reforzaron su
carrera.
Aunque había perdido a su mentor, Dietrich demostró
que estaba preparada para seguir sola adelante. Había
aprendido muchas cosas sobre fotografía, luces, vestuario,
montaje y maquillaje, así que no tuvo ningún
problema para interpretar a una sofisticada ladrona de joyas
en “Deseo”, un film producido por el genial Ernst
Lubitsch. Tras un tiempo en Europa, Marlene hizo su primera
película en color, “El jardín de Alá”,
por la que recibió 200.000 dólares, la cifra
más elevada cobrada por una mujer hasta entonces.
Pese a su calculada ambigüedad sexual, o quizás
por ella, Marlene despertó las más encendidas
pasiones entre hombres tan diferentes como Ernest Hemingway,
Orson Welles, Maurice Chevalier, Yul Brynner o Raf Vallone.
Su marido, con el que dejó de tener relaciones sexuales
cuando se quedó embarazada, siempre estuvo a la sombra,
aunque nunca llegaron a divorciarse.
En 1938, coincidiendo con un bajón en Hollywood,
se instaló en Londres, donde rápidamente la
prensa del cotilleo se hizo eco de su sáfico “círculo
de costura” por el que desfilaron actrices como Claudette
Colbert o Lili Damita (que luego sería esposa de Errol
Flynn) y la escritora Mercedes d'Acosta.
Por aquella época Adolf Hitler le propuso volver
a Alemania y convertirse en la estrella del Tercer Reich,
oferta que ella rechazó tajantemente. En 1939 aceptó
interpretar el papel de una cantante de saloon en “Arizona”,
un papel radicalmente diferente a los que había interpretado
hasta entonces. La película se convirtió en
uno de los westerns más taquilleros de la historia.
Ese mismo año, en el que se le concedió la nacionalidad
norteamericana, conoció al actor francés Jean
Gabin, con el que vivió uno de sus más apasionados
romances. Cuando Gabin partió para luchar en la Segunda
Guerra Mundial, Marlene volvió a Hollywood donde, tras
asegurarse las piernas en un millón de dólares,
hizo algunas películas, hasta que, en 1943, anunció
que dejaba el cine para entretener y animar a las tropas aliadas
en todos los países donde se combatía contra
los nazis. De su repertorio de canciones se haría famosísima
“Lilí Marlene”, una composición
con la peculiaridad de ser la favorita tanto de las tropas
nazis como de las aliadas. Como represalia, la Gestapo mandó
a su hermana Elizabeth a un campo de concentración.
Acabada la guerra y de nuevo en Hollywood, el romance con
Gabin acabó bruscamente después de que rodaran
juntos “La bella extranjera”. En 1948, su hija,casada
con un técnico teatral, la convirtió, con 47
años, en la “abuela más guapa del mundo”,
circunstancia que no impidió que Marlene siguiera interpretando
en el cine papeles de mujer seductora. Tras rodar “Encubridora”,
Marlene se dedicó durante un tiempo a hacer galas como
cantante y bailarina, aunque volvió a las pantallas
para trabajar en películas tan soberbias como “Testigo
de cargo”, de Billy Wilder, o “Sed de mal”,
de Orson Welles.
Con 52 años sorprendió al mundo retirándose
del cine e iniciando una de las más duraderas carreras
de cantante de night club y showman y triunfó en las
principales capitales del mundo. Tras un breve romance con
Frank Sinatra, el músico Burt Bacharach fue el último
gran amor de su vida. A principios de los años 70 la
imagen de Marlene Dietrich empezó a acusar el inexorable
paso del tiempo. Lo primero en fallarle fueron las piernas,
cuya insuficiente circulación sanguínea le obligaba
a usar medias elásticas y, después, vendas.
Poco después de una grave caída cuando actuaba
enAustralia se retiró de los escenarios. Los últimos
años de su vida los pasó recluida en su apartamento
parisino, sin prácticamente ver a nadie. En 1976 murió
su marido, pero no fue al funeral para que los fotógrafos
no la retrataran. Sólo rompió su encierro en
1978 para trabajar en su última película, “Gigolo”,
y, dos años después, para rodar un documental
sobre su vida. Alcoholizada y adicta a los fármacos,
Marlene murió el 6 de mayo de 1991, en compañía
de uno de sus nietos, y fue enterrada en Berlín.
VÍDEOS DE Marlene Dietrich
A continuación podemos ver un vídeo de Marlene Dietrich :