Mario Benedetti

mario_benedettiMario Orlando Hamlet Ardí Brenno Benedetti Farrugia nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros (Uruguay). Fue el primogénito de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, un matrimonio muy conocido en la alta sociedad uruguaya. A los 2 años, la familia se trasladó a Tacuarembo, donde el patriarca compró una farmacia y una casa adyacente, pero la familia recibió un duro golpe cuando Brenno se dio cuenta de que le habían estafado vendiéndole el negocio sin los medicamentos. La economía familiar se resintió tanto que, cuando Mario cumplió 4 años, sus padres tuvieron que vender valiosos recuerdos familiares para seguir adelante y Brenno se vio obligado a llevar cierta “clandestinidad” económica para evitar a los acreedores mientras buscaba un nuevo trabajo en Montevideo, a donde la familia se trasladó en 1924. Aquella precariedad no impidió que Mario tuviera una buena educación, de hecho, a los 5 años, aprendió a leer  prácticamente solo y, antes de ir al colegio, ya había devorado libros de Julio Verne, Salgari y Edmundo d’Amicis. El padre se recuperé económicamente jugando a la ruleta y Mario estudió primaria en el Colegio Alemán, una institución elitista dentro de la oferta educativa uruguaya.

A pesar de tener que estudiar en otro idioma, del ambiente rígido, de la severidad de los profesores, de los castigos corporales y de la discriminación entre los hijos de diferentes familias, el pequeño disfrutó de su etapa escolar, aprendiendo a apreciar el trabajo bien hecho, a valorar la puntualidad y a luchar contra los problemas. Además, era un chico bastante avispado, que ahorraba el dinero del tranvía que le llevaba de casa a la escuela haciendo el trayecto a pie. En 1928, nació su hermano Raúl y, a pesar de los ocho años que los separaban, los dos chiquillos se entendieron perfectamente. En 1933, su padre sacó a Mario del colegio porque le obligaban a realizar  el saludo nazi y lo matriculó en el Liceo N°2, aunque Mario dejo los estudios en el último curso de secundaria y, desde entonces, su educación dependió de su empeño. Empezó a devorar libros de Chejov, Hemingway o Virginia Woolf, a profundizar sobre el español y a escribir sus primeros poemas. Pero también practicó el fútbol y el baloncesto, como se recoge en su biografía “Mario Benedetti. Un mito discretísimo” de Hortensia Campanella (Ed. Alfaguara).

 Para ayudar a sus padres, en 1935, Benedetti empezó a trabajar en la empresa de recambios Will L. Smith, donde  hizo de todo: de contable, de taquígrafo, de vendedor... Sin embargo, en 1939, emigró a Buenos Aires y fue fichado como secretario-asistente del líder de la Escuela Raumsólica de Logosofía, una corriente entre filosófica y teológica que le acabó decepcionando.

 Fue en la capital bonaerense, mientras leía ediciones de bolsillo baratas de Baldomero Fernández Corrientes, cuando Mario decidió ser poeta. Comenzó enviándole poemas de amor a Luz López Alegre, una chiquilla que había conocido años antes, pero ella nunca le contestó. Desengañado con la farsa de la secta raumsólica, volvió a Montevideo, simultaneó tres trabajos y, a causa del cansancio, contrajo el tifus, que lo mantuvo postrado en la cama llegando a perder 14 kilos. Durante su convalecencia, Luz empezó a visitarle y se enamoraron. “Hasta ese momento, ya no había creído que fuera tan tierna, osada e inconsciente”, confesaría Mario años más tarde. La pareja se casó el 23 de marzo de 1946 y 30 años después el poeta relato su relación en el poema “Bodas de perlas”, recogido en “La casa y el ladrillo”. 

En 1948, Benedetti se convirtió en director de la revista “Marginalia” y, posteriormente, formó parte del consejo de redacción de la revista “Número”, publicación clave para la denominada generación del 45, integrada, además de por Benedetti, por Mario Arregui o Carlos Martínez Moreno. Paralelamente, se empezó a involucrar en grupos políticos de izquierdas lo que, años después, le acarrearía serios problemas. En 1949, público su primer libro de cuentos, “Esta mañana”, y un año más tarde, los poemas “Sólo mientras tanto”. En aquella época, era muy difícil publicar novelas, por lo que muchos escritores se decantaron por los cuentos, pero, en 1953, logró editar la primera, “Quién de nosotros”.

Entre 1954 y 1960, dirigió la revista “Marcha”, el semanario más influyente de la vida política y cultural de Uruguay y uno de los más importantes de América Latina. A partir de finales de los cincuenta, Benedetti se convirtió en un referente literario gracias a su estilo sencillo y directo.  En 1957, Benedetti viajó por primera vez a Europa y en 1959 lo hizo a Estados Unidos, “hecho que me conmovió bastante porque vi el verdadero rostro del imperialismo”.

Un año después, la obra de Benedetti adquirió trascendencia internacional gracias a la novela “La tregua”, que fue traducida a 19 idiomas y llevada al teatro, la radio, la televisión y el cine con gran éxito, pues la película fue nominada al Oscar al mejor filme extranjero en 1974. A finales de los sesenta Benedetti ya pudo vivir completamente del periodismo y la literatura.

Como a todos los intelectuales latinoamericanos de la época, a Benedetti le marcó profundamente la Revolución Cubana. Su amistad con Fidel Castro fue notoria, al igual que su amor por la isla, ya que pensaba que Cuba fue el único país pequeño que hizo frente a la presión estadounidense. Poco a poco se fue involucrando más en política, lo que provocó que, en 1973, tuviera que exiliarse tras el golpe militar de su país y durante 10 años vivió a caballo entre Argentina, Perú, Cuba y España, alejado de su esposa, que se quedó en Uruguay al cuidado de las madres de ambos. En 1983, Benedetti volvió a Montevideo iniciando el autodenominado periodo de desexilio, motivo de muchas de sus obras. Su gran producción literaria abarca todos los géneros y suma más de 80 obras, entre las que destacan la novela “Gracias por el fuego” (1965), el ensayo “El escritor latinoarnericano y la revolución posible” (1974), los cuentos de “Con y sin nostalgia” (1977) o los poemas de “Viento del exilio” (1981). Su último libro publicado fue “Testigo de uno mismo”.

En 1999, se le otorgó el premio Reina Sofía por su producción poética completa y se le nombró doctor honoris causa en diferentes universidades españolas. Aquejado de asma durante los últimos 10 años de su vida, alternó su residencia entre España y  Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud se quedó en su país. Tras la muerte de su esposa aquejada de Alzheimer en el 2006, don Mario, como le llamaban los simpatizantes de su obra, empezó a marchitarse, aunque le quedaban fuerzas para almorzar cada día en un restaurante cercano a su casa con su secretario personal y su hermano Raúl.

 Viudo y sin hijos, el poeta y escritor falleció en su casa de Montevideo el pasado 17 de mayo a los 88 años mientras escribía un nuevo libro de poesía con el título provisional de “Biografía para encontrarme”. El mundo de la cultura a nivel mundial llora su pérdida y, desde España, Joan Manuel Serrat, que puso música a sus poemas en el disco “El sur también existe” (1985) destacó que “como diría Machado, se ha ido un hombre en el mejor sentido de la palabra, un hombre bueno”. Fiel a su sentido del humor, Benedetti llegó a confesar que “cuando muera, no olvidéis enterrarme junta a mi bolígrafo”.

VÍDEOS DE Mario Benedetti
A continuación podemos ver un vídeo de Mario Benedetti :





Fotos de Mario Benedetti:



mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti mario_benedetti

 

 
 
2011 - sarpanet.info