Margarita de Inglaterra, una princesa rebelde

Margarita de InglaterraMargarita Rosa Windsor nació el 21 de agosto de 1930 en el sombrío castillo escocés de Glamis (el mismo en el que Shakespeare localizó el drama de Macbeth). Sus padres, Alberto Windsor y lady Isabel Bowes-Lyon, duques de York, eran una pareja feliz y bien avenida, que tenían ya una hija de cuatro años: Isabel. La familia vivía apartada del riguroso protocolo de la corte donde entonces reinaba Jorge V. Tanto Margarita como su hermana recibieron una educación muy de su tiempo y status: no fueron ala escuela, sino que las educaron institutrices que les enseñaron rudimentos de matemáticas, lengua y literatura, les dieron nociones de francés, música y canto y les mostraron los intríngulis del protocolo y la historia de su país. Su infancia transcurrió en el castillo de Windsor, que ella y su hermana siempre consideraron su hogar. Margarita fue la preferida de su padre, que le prodigó todo tipo de mimos y regalos.

En 1937, un año después de que su tío Eduardo VIII accediera al trono, todo cambió en la vida de su familia. Obligado Eduardo a abdicar para poder casarse con la divorciada norteamericana Wallis Simpson, el padre de Margarita fue coronado como Jorge VI. Su hermana Isabel se convirtió en princesa de Gales y ella pasó a ser segunda en la sucesión. La familia se trasladó al palacio de Buckingham. Después vinieron las penalidades de la Segunda Guerra Mundial. Durante años, y hasta que no pasó la postguerra, Margarita vistió los vestidos que se le quedaban pequeños a Isabel. El carácter obediente, responsable y tranquilo de ésta, contrastó muy pronto con el temperamento de Margarita: vivaz, independiente, divertida y caprichosa. Un carácter poco adecuado para el rancio protocolo palaciego. Cuentan que una vez le dijo a su hermana: “Tú reina y déjame a mí las compras”.

Con sólo 14 años de edad, Margarita se enamoró del ayudante de su padre, Peter Townsend, un héroe de guerra de 29 años, casado y padre de dos hijos. A los 16 años, el romance era tan evidente que la familia real temblaba ante la posibilidad de que estallara el escándalo. El secreto se mantuvo -eran otros tiempos y la prensa no metía las narices en la vida de la familia real británica como ahora- hasta 1953. Un periódico de la época realizó una encuesta preguntando a sus lectores si la princesa podía o no casarse con Townsend. La mayoria dijo que sí, pero no sirvió de nada. Ni Isabel II, ni la Reina Madre ni la iglesia anglicana veían con buenos ojos aquel matrimonio. La Reina le pidió a su hermana que “reflexionara” antes de dar el paso definitivo y envió a Townsend a la embajada británica en Bélgica como agregado militar, pero la relación siguió en la distancia. Cuando Margarita cumplió 25 años quedó en libertad de casarse sin necesidad del permiso de nadie, pero Isabel II no se lo puso fácil. Podía optar entre casarse con su amor, pero perdiendo los privilegios y la riqueza de su estatus, o seguir gozando de una vida principesca. Margarita no debía ser muy partidaria del dicho “contigo, pan y cebolla”, porque renunció al amor. Según sus amigos, lamentó el resto de sus días haber hecho esa elección y debió intentar compensarlo dedicándose a la búsqueda de todos los placeres que pudiera darle su dinero y su posición.

Aficionada al ballet, la literatura y las artes, Margarita se convirtió en una de las figuras habituales de la vida nocturna londinense. A principios de los años 60 conoció a Tony Armstrong-Jones, un fotógrafo bohemio y plebeyo, que le propuso matrimonio. Aceptó el mismo día en que se enteró de que Peter Townsend se casaba con una joven belga. Isabel II volvió a desaprobar su elección. Esperaba que su hermana, una de las princesas más bellas, inteligentes y sensibles de su generación, se casase con un príncipe heredero. Pero esta vez la Reina no se salió con la suya.

La ceremonia, boicoteada por todas las Casas Reales europeas por lo desigual de la unión, tuvo lugar en la abadía de Westminster el 6 de mayo de 1960. Un año después, el 3 de noviembre de 1961, nació David, el primer hijo. La segunda, Sarah, llegó al mundo el 1 de mayo de 1964.

En sus primeros años de matrimonio, Margarita y lord Snowdon -título que se le concedió tras la boda- se convirtieron en una de las parejas protagonistas de la vida social de la jet-set, codeándose con todas las celebridades del momento. Gustosos de romper el protocolo, recorrieron juntos Francia e Italia en moto ante el estupor de la prensa rosa del momento. Pero la felicidad no duró demasiado y empezaron a ser más frecuentes las desavenencias y las infidelidades. Lord Snowdon se lió con una actriz llamada Jacqueline Rafus,mientras que Margarita tuvo un affaire en Japón con el escritor Robin Douglas-Home,que acabó en tragedia. Él se suicidó cuando ella rompió su relación. Luego estuvo unida a los actores Peter Sellers y John Bindon.

En 1973, Margarita conoció a Roddy Llewellyn, un rockero de 25 años y 16 menos que ella. Rápidamente se lo llevó a “Les Jolies Eaux”, la casa que se había hecho construir -dicen que sin pagar un duro, sino abusando de su condición de princesa- en la isla caribeña de Mosquito (Antillas francesas). Allí, donde montó su propia corte de aristócratas, multimillonarios y famosos, se sentía feliz y libre para vivir la vida y correrse sus juergas. Unas fotos aparecidas en la prensa en las que se veía a Margarita en compañía de otros hombres, desnudos, entre los que se encontraba su amante, aceleraron una separación ya cantada. En 1978 y aunque Isabel II se resistía a dar su autorización, llegó el divorcio, primero en la familia real británica desde los tiempos de Enrique VIII.

Fumadora empedernida -más de tres cajetillas diarias- y bebedora contumaz -podía “bajarse”, una botella de whisky al día-, su salud empezó a resentirse en 1977 cuando sufrió una bronquitis, seguida de una hepatitis. Un año después le diagnosticaron neumonía. En 1985 la ingresaron por un tumor pulmonar y le extirparon parte de un pulmón. Ni siquiera entonces dejó de fumar. En 1993 la Reina la excluyó del dinero del Erario Público después de que se descubriera que Margarita se iba tres veces al año de vacaciones -a lo grande- a costa de los contribuyentes.

Tras sufrir una apoplejía en 1998, vivía prácticamente recluida en sus 21 habitaciones del palacio de Kensington. Semiparalizada y deprimida porque su hijo había vendido su casa de Mosquito que tan gratos recuerdos le traía, su última aparición en público fue la última Navidad, cuando se la vio en silla de ruedas y con unas gruesas gafas que protegían sus ojos. Su muerte se produjo, por un derrame cerebral, el 9 de febrero de 2002, en un hospital de Londres. Con su muerte, Gran Bretaña perdía una de sus princesas más rebeldes, díscolas, bellas y vividoras de su historia.


VÍDEOS DE Margarita de Inglaterra
A continuación podemos ver un vídeo de Margarita de Inglaterra :





Fotos de Margarita de Inglaterra:



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