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Luz de Alvear



BIOGRAFÍA DE Luz de Alvear:


Discípula de su padre, el buen pintor santanderino y ejemplar modelo de artista entusiasta Gerardo de Alvear, le siguió en las delicadezas de su maleta, aunque no en su concepto de la figuración pictórica. Muchos años de su niñez y adolescencia transcurrieron en Buenos Aires, donde la pintura moderna francesa fue siempre mejor conocida que en Madrid, y de ello hay huellas en la pintura de Luz de Alvear.

Luz de Alvear, santanderina, se formó, en efecto, junto a su padre, ingresando, en 1942, en la Sociedad de Estímulo a las Bellas Artes y finalmente en la bonaerense Academia Josse, decididamente influida por la École de Paris lo que le proporcionó a Luz de Alvear una familiaridad inicial con la pintura moderna, afianzada luego en el propio París. Sin embargo es de destacar que la mayor influencia que recibió fue de su padre. Ella misma le dedicaría uno de sus primeros libros en 1990 A mi padre Gerardo de Alvear gran maestro, a quien debo cuanto sé en el Arte de la Pintura. Las clases con su padre se prolongarían durante mucho tiempo y no limitadas a un horario escolar normal. Durarían hasta la época en que ella empezó a exponer. Las primeras colectivas tuvieron lugar en 1945 y la primera exposición individual fue en Buenos Aires en 1948. En sus primeras obras ya se puede apreciar una formación clásica, muy sólida, unas lecciones bien aprendidas en dibujo, composición y color.

Cuando en 1950 llega a Madrid, pronto su pintura se distancia del clima estético familiar de impresionismo sorollista para adentrarse en una búsqueda muy personal de su propia expresión, que le conduciría a un expresionismo fauve y a una figuración nueva, a una pintura, como advierte José Hierro, que se construye sobre un firme esqueleto de antecedentes cubistas. Podríamos hablar de un cubismo recubierto de carne sensual y armónico. Y ese será el orden interno que estructura una pintura tan en libertad, tan atenta a las exigencias más apasionadas del color.

En Madrid se inscribe en los Talleres del Círculo de Bellas Artes, visitando con frecuencia el Museo del Prado, donde realiza numerosas copias, sobre todo, de Tintoretto y Goya y trabaja en el taller fundamentalmente desnudos. Visita París con el objetivo de estudiar el impresionismo y de los pintores contemporáneos en general, con dedicación especial a los pintores fauves Matisse y Bonnard. La visita a los impresionistas no parece que le cause excesiva influencia en su obra, simplemente se puede sentir una nueva forma de abordar los lienzos. Su paleta se hace más diáfana y su estilo se va haciendo inequivocamente propio.

Luz visitará Italia en los años 1965 y 1967.

Desde ese momento comienza una vida de trabajo ininterrumpido e infatigable. Exposiciones, concursos y ferias en España y otros países reclaman sus cuadros. De 1971 a 1973 participa en los Cursos de Arte de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Luz de Alvear, desde la perspectiva de una sólida formación académica y el conocimiento de las técnicas pictóricas clásicas, aborda su compromiso con la modernidad en la asunción de la herencia matissiana incorporando una visión naturalista e intimista, al mismo tiempo que constructiva, en la órbita de los pintores españoles de la Escuela de París, como Ginés Parra o Bores.

Pero en la pintora santanderina es difícil no encontrar algo muy exclusivamente montañés (Cossío, Quirós, Blanchard), y ese algo es la suntuosidad de la materia, el refinamiento de la cocina, puede que desapercibida a ojos poco acostumbrados. Sus motivos, hechos de personajes y cosas humildes, silenciosos, quietos -observa Miguel Ángel del Calle-Inclán y Bolaño-, están, sin embargo, sumergidos en un mundo deslumbrante de azules cobalto, verdes esmeraldas, rojos, amarillos y violeta que visten a cualquiera de sus criaturas con la fastuosidad de Venecia...

Alvear creó un estilo cercano al expresionismo de estructura cubista, al que dotó de una personalidad muy especial, tras pasar por la pintura figurativa y abstracta. Los personajes de sus cuadros son parejas a la mesa, figuras pensativas envueltas en paisajes urbanos o en el campo, seres solitarios como bodegones dormidos, insertados en escenarios de lo cotidiano. Pero, sobre todo, en su pintura hay maternidades, madres que sostienen a sus hijos, y les muestran las ventanas al mundo.

En Luz de Alvear, el cuadro es pintura antes que tema. Una pintura de entraña fauve a la que su equilibrio evita el riesgo comunal de los expresionista. Hay en esta exposición una evolución muy perceptible hacia la concreción de los temas que le sirven para desarrollar su pintura; una voluntad de expresión más remarcada (de expresión del mundo familiar), y en esta definición de los objetos de su pintura alcanza Luz de Alvear un trémolo humanismo.





FOTOS DE Luz de Alvear:








EXPOCICIONES DE Luz de Alvear:


2006 A través de la amistad. Palacio Caja Cantabira, Santillana del Mar
2000 Sala Luz Norte, Santander
1999 Galería Carmen Carrión, Santander
1996 Galería Santiago Casar, Santander
1994 Galería Rafael García, Madrid
1993 Galería Rafael García, Madrid
1990 Tabacalera: Patio de la Cultura Madrid
1988 Galería Macarrón, Madrid
1981 Museo de Bellas Artes, Santander
1980 Club de Vanguardia, Barcelona
1965 Galería Van Riel, Buenos Aires, Argentina
1958 Galería Sur, Santander
1949 Galería Müller, Buenos Aires, Argentina


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