Leopoldo Calvo Sotelo

leopoldo_calvo_soteloLeopoldo Calvo-Sotelo Bustelo nació el 14 de abril de 1926 en Madrid. Fue el único varón de los cinco hijos del abogado Leopoldo Calvo-Sotelo y de Mercedes Bustelo, perteneciente a una familia de banqueros de Ribadeo (Lugo). La tradición política de su familia, monárquica y de derechas, estaba representada sobre todo por su tío paterno, José Calvo-Sotelo, ministro de la dictadura de Primo de Rivera y diputado en el exilio desde que, el mismo día en que Leopoldo cumplía 5 años, se proclamó la Segunda Republica en España. Asesinado en los días previos al alzamiento militar de Franco en julio de 1936, Calvo-Sotelo se convirtió en “mártir” de la derecha. Cuando Leopoldo tenía 7 años murió su padre y la familia se instaló en Ribadeo, donde Leopoldo curso primaria, aunque acabo el bachillerato en Madrid, a donde volvieron. Su abuelo, Ramón Bustelo, que había sido diputado liberal, despertó en Leopoldo el interés por la política. Pero no se dedicó a ésta en primera instancia, sino que se inclinó por la aridez técnica de la carrera de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, que cursó en la Universidad Complutense de Madrid. Austero y responsable, trabajo como corrector de pruebas para una editorial durante su etapa universitaria para pagarse los estudios. Eso no le impidió obtener, en 1951, el título de ingeniero con el numero uno de su promoción.

Miembro del sindicato estudiantil SEU, se tuvo que entrevistar con el entonces ministro de Educación, José Ibáñez Martín, quien lo recibió en su casa. Pilar, la hija del ministro, le abrió la puerta a aquel joven, con el que acabaría casándose el 23 de abril de 1954. Una feliz unión de la que nacerían ocho hijos: Leopoldo, Pilar, Juan Victor, Pedro José, Victor María, José Maria, Andrés y Pablo.

El mismo año de su boda, Calvo-Sotelo fue designado director general de Perlofil, empresa textil ligada a La Seda de Barcelona que introdujo en España el nailon. Católico y monárquico por tradición familiar y convicción personal, militó en las Juventudes Monárquicas que lideraba Joaquín Satrústegui y, más tarde, contribuyó a la fundación de Unión Española, primer intento de establecer una formación política al margen del Movimiento. Pero el perfil de Calvo-Sotelo no era el de un comprometido opositor al régimen, sino el de un padre de familia numerosa cuya principal actividad era la profesional. En 1963, ingresó en la Unión Española de Explosivos Río Tinto y, al año siguiente, era consejero delegado de la empresa. Entre 1967 y 1970, presidió el consejo de RENFE.

Encumbrado como empresario, en 1971, el régimen de Franco lo incorporó a las Cortes como representante del Gremio Patronal de Industrias Químicas. Tres años después, dirigía el III Plan de Desarrollo Económico y Social en ese sector.

Sin embargo, persistieron las inquietudes políticas de este políglota que tocaba el piano, leía filosofía y poesía y vivía, sin ostentaciones, en un chalet de Somosaguas. En 1975, un año después de entrar como consejero en el Banco Urquijo, coincidió con Pio Cabanillas, Francisco Fernández Ordóñez, José María de Areilza y Manuel Fraga en la fundación de Fedisa, grupo de tendencia democristiana.

Tras haber sido ministro de Comercio en el gobierno de Carlos Arias Navarro, a la muerte de Franco, en julio de 1976, Adolfo Suárez le llamó para ocupar la cartera de Obras Públicas en el gobierno que el Rey le había mandado formar al líder de la Unión de Centro Democrático (UCD), partido en el que militaba activamente Calvo-Sotelo. En febrero de 1978, cuando era portavoz del grupo parlamentario centrista, Suárez le designó ministro sin cartera para las relaciones con la Comunidad Económica Europea.

El 1 de marzo de 1979, los madrileños le reeligieron diputado en las primeras elecciones que ya tenían el marco de la Constitución, aprobada en 1978. Paralelamente al avance de la democracia en España, las ambiciones y luchas internas en UCD se agravaban. Adolfo Suárez retiró a Abril Martorell de la vicepresidencia económica y colocó en su lugar a Leopoldo. Calvo-Sotelo no era, ni remotamente, un “suarista”, pero si un hombre leal, de los pocos en que el presidente ucedista podía confiar. Por eso, fue su nombre el que Suárez propuso cuando, el 29 de enero de 1981, presentó su dimisión. Calvo-Sotelo tenía que ser investido como presidente en el Congreso de los Diputados. No salió elegido en la primera jornada y en la segunda, el 23 de febrero, se produjo el intento de golpe de Estado que colocó al país al filo del involucionismo político. En aquellas tensas horas, Calvo-Sotelo tuvo la valentía de ofrecer su persona a cambio de la libertad del resto de diputados, pero los militares no le hicieron caso. La asonada de Tejero tuvo un final democráticamente feliz y, el día 25, Calvo-Sotelo juró su cargo como segundo presidente de la democracia ante los Reyes. Depositario de una herencia envenenada, tuvo la serenidad y el suficiente sentido de la responsabilidad para sacar adelante un Gobierno de gestión (apenas duró 21 meses), para el que no contaba ni con el apoyo parlamentario de su propio grupo. Tuvo que afrontar el escándalo de la colza, un clima de fortísima inestabilidad política, una ley del divorcio, las presiones para impedir el juicio a los golpistas del 23-F, un centenar de asesinatos de ETA y una crisis económica galopante. Apodado “la esfinge”, el estereotipo de hombre gris no era del todo cierto en este hombre de gran cultura, fina ironía, conversación amena y extremado sentido del deber. Tras la abrumadora victoria de Felipe González, Calvo-Sotelo facilitó la entrada del líder socialista en la Moncloa.

Elegido miembro del Parlamento Europeo en 1986, se retiró de la vida política cumplidos los 60, pero se mantuvo activo en relación al mundo de la cultura, al tiempo que se dedicaba a escribir. Elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en el 2004, dos años antes el Rey le había nombrado marqués de la Ría de Ribadeo. El pasado 9 de enero asistió a la fiesta del 700 aniversario de don Juan Carlos, donde compartió mesa con otros tres presidentes: Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Su último acto público fue el pasado 14 de febrero cuando asistió a una conferencia del vicepresidente Pedro Solbes. Pese a gozar de buena salud, el 3 de mayo un fallo cardiaco acabó con la vida de este estadista discreto y leal, cuyo papel fue muy decisivo para que la Transición siguiera adelante.

VÍDEOS DE Leopoldo Calvo Sotelo
A continuación podemos ver un vídeo de Leopoldo Calvo Sotelo :



Fotos de Leopoldo Calvo Sotelo:



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