JESÚS AGUIRRE

jesus_aguirreJesús Aguirre y Ortiz de Zárate nació en Madrid el 9 de junio de 1934, fruto de la relación extraconyugal del militar catalán Ángel Prats con Carmen Aguirre y Ortiz de Zárate, una chica bien santanderina. Para esconder su embarazo, Carmen se había trasladado a la capital, donde vivía su hermano. Jesús pasó sus primeros años en la localidad cántabra de Entrambasaguas hasta que su madre tuvo que trasladarse por trabajo y dejó al pequeño en Santander, en casa de sus abuelos. Desde niño, destacó por su capacidad para aprender. Superó con éxito las pruebas para cursar el bachillerato en La Salle, donde fascinado por la música ingresó en el coro escolar. “Todo lo que aprendí de sensibilidad, de literatura, de música, lo aprendí en mi casa, fundamentalmente de mi madre”, aseguraría Aguirre años más tarde. Su condición de hijo natural le valió el menosprecio de algunos compañeros y le llevó a refugiarse en la lectura. Devoraba las novelas de Julio Veme y los libros de aventuras y, ya adolescente, Goethe se convirtió en uno de sus autores favoritos.

En 1951 ,gracias a las tertulias literarias a las que asistía, conoció la obra de los poetas de la Generación del 27, a los que admiraba. A los 17 años, después de haber terminado el bachillerato con un premio extraordinario, sintió la vocación religiosa y, gracias a una beca, entró en el seminario de Comillas. A su prima Mariluz, quien, para algunos fue su primer amor, se convirtió en su confidente y le contaba por carta las impresiones de su vida de seminarista. Durante esos años, Aguirre descubrió las obras de Miguel de Unamuno y de Ortega y Gasset. Sus lecturas no eran del agrado de sus superiores ,que le recriminaban mantener una relación demasiado es- trecha con otro seminarista. Indignado por esa acusación y porque su director espiritual desaprobaba que se carteara con filósofos como José Luis López Aranguren y Pedro Laín Entralgo, Aguirre optó por seguir su formación teológica en Munich. Llegó allí en 1955 y uno de sus profesores fue Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI. En Alemania nadie puso trabas a sus lecturas y pudo conocer a autores como Heidegger, Adorno o Marcuse. En aquellos años, intentó por primera vez conocer a su padre y quedó con él en una cafetería de Barcelona, pero Ángel Prats no se presentó a la cita.

En 1961 , ya ordenado sacerdote, volvió a España y su primer destino como cura fue la capilla de la iglesia universitaria, en Madrid, donde, con una oratoria elegante y nada convencional, introdujo el humanismo cristiano de Teilhard de Chardin y las tesis que acercaban marxismo y cristianismo. Se convirtió en el cura que “confesó, casó o bautizó a toda la izquierda española”, según asegura el escritor Manuel Vicent en su particular biografía sobre el duque, “Aguirre, el magnífico” (Alfaguara), que acaba de publicarse. Ente sus feligreses, se encontraban profesores universitarios como Enrique Tierno Galván o José Antonio Maravall, quien, a menudo jaleaba los sermones de Aguirre con el grito de “¡Torero, torero!”. Capellán asimismo en el Colegio Mayor César Carlos, donde conocería a muchos de los futuros políticos de la Transición española, en abril de 1963 se atrevió a dedicarle una misa al comunista español Julián Grimau , asesinado por un pelotón de ejecución.

En 1969,con 35 años, dejó el sacerdocio “por no tener respuesta a todas las preguntas”, según explicaría. Tras un tiempo como asesor de publicaciones religiosas, entró a trabajar en Taurus, una editorial que editaba sobre todo ensayos. Primero, fue director de la sección extranjera (dominaba el alemán, el inglés y el francés), y, luego, director general.

En 1971, escribió su primer libro, titulado “Sermones en España”. En las conferencias de promoción, el verbo inteligente, ameno y mordaz de aquel exclérigo de larga melena y vestimenta dandy le valieron muchos puntos entre su auditorio, especialmente el femenino. A mediados de los años 70 y gracias a la mediación de una amiga, Aguirre pudo conocer por fin a su padre. “Siempre pensé que serías más seductor, más guapo”, le espetó con sarcasmo al exmilitar. Este le ofreció darle sus apellidos, pero Aguirre se negó a cambiar.

Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, Jesús empezó a escribir en el periódico “El País” y, dos años después, Pio Cabanillas, entonces ministro de Cultura y al que conocía del Colegio Mayor César Carlos, lo nombró director general de Música. El cargo no era importante, pero le iba a permitir acceder al mundo de la aristocracia y del poder económico.

Tiempo antes, en el verano de 1975, Aguirre había conocido en Marbella a la duquesa de Alba en un primer encuentro en el que se cayeron francamente mal. Aguirre le pareció a Cayetana petulante y él aseguró a sus amigos que la duquesa “le había caído de la patada”. Dicen que, por entonces, el exsacerdote tenía sus ojos puestos en la princesa Irene de Grecia. “Jesús, por ahí no, pon tu fe en otra caza”, se cuenta que le dijo el Rey. En l977,volvió a coincidir con Cayetana Fitz-James Stuart. Como presidenta de la Asociación de Amigos de la Ópera, lo visitó en su despacho de director general de Música y allí se produjo el flechazo. A partir de ese día, la pareja se citó con frecuencia. Pero los amigos de la duquesa, viuda desde hacia cinco años de su primer marido, Pedro Luis Martínez de lrujo, no veían con buenos ojos aquella relación. Además de tenerlo por arribista y cazadotes, advirtieron a Cayetana de los rumores que tachaban a Jesús de homosexual, asegurando que Aguirre había tenido serios problemas con su casero por las fiestas que organizaba en su casa, a las que únicamente asistían atractivos jóvenes. Tras un tiempo fuera de Madrid para poner en orden sus ideas, Aguirre le confesó a una amiga suya que reconocía tener “una tendencia sexual distinta”. Aquello no fue óbice para seguir con su relación con la duquesa, con la que contrajo matrimonio el 16 de marzo de 1978 en la capilla del madrileño palacio de Liria. Los recién casados pasaron la luna de miel en un castillo de Biarritz, acompañados, tal y como se explica en el libro, por Pedrusco Diez, amigo del exsacerdote desde su paso por la editorial Taurus.

Desde el principio de su matrimonio, Cayetana aseguró que Jesús la hacia muy feliz y había afirmado en más de una ocasión: “Hacemos el amor todas las noches”. Según explica Vicent en su libro, el flamante nuevo duque tenía sus trucos para mantener viva la llama del amor y, además del escribirle poemas a su esposa, solía sorprenderla apareciendo en el dormitorio disfrazado del héroe de ficción, Pimpinela, Escarlata o de bombero.

Tras dejar la Dirección General de Música en 1980, Jesús fue asesor de varias empresas privadas y dedicó gran parte de su tiempo y de su capacidad intelectual a poner orden en los archivos de la Casa de Alba. “también realizó una ingente tarea como traductor de filósofos de la Escuela de Frankfurt. A lo largo de la década de los 80, publicó dos libros de poemas y un relato de carácter autobiográfico. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en la que ocupo el sillón “f” minúscula desde 1985 y formó parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue destituido como comisario de la Exposición de Sevilla de 1992 un año antes del evento por sus desavenencias con el alcalde sevillano, Alejandro Rojas Marcos.

Personaje ambiguo, valleinclanesco, ambicioso y, según Vicent, “profundamente infeliz”, ejerció “la aristocracia consorte como una liturgia y parecía más duque de Alba que todos los duques de Alba”. Su imparable y ascendente trayectoria social se frenó cuando, en 1998, le diagnosticaron un cáncer de faringe que le llevó a pasar los tres últimos años de su vida aislado y deprimido. El 11 de mayo del 2001, murió, solo, en el palacio de Liria. Tenía 66 años. Le enterraron en el panteón familiar de la Casa de Alba en el Convento de las Madres Dominicas de Loeches ,en Madrid.

VÍDEOS DE Jesus Aguirre
A continuación podemos ver un vídeo de Jesus Aguirre :





Fotos de Jesus Aguirre:



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