Jane
Goodall nació en Londres (Inglaterra) en abril de 1934,
aunque creció en la costa sur inglesa, concretamente
en la localidad de Bournemouth.
Por su segundo cumpleaños su padre le regaló
un gorila de peluche que causó el horror entre los
invitados adultos a la fiesta, ya que todos creyeron que semejante
monstruo le iba a causar pesadillas a la niña. Nada
más lejos de la realidad, a Jane le gustó tanto
el regalo que aún hoy lo tiene sentado en una silla
de su casa en Inglaterra.
Según cuenta ella misma, los animales le han interesado
desde que tiene uso de razón: “ Cuando tenía
4 años, pasé un tiempo en una granja y me gustaba
ayudar a recoger los huevos que ponían las gallinas.
Empecé a pensar y pregunté a los que había
a mi alrededor de dónde salían los huevos. Nadie
me dio una respuesta convincente, así que me escondí
en el gallinero durante horas para descubrirlo por mí
misma. Cuando mi madre me vio llegar a casa, notó que
estaba emocionada y, aunque ya habían avisado a la
policía de mi desaparición, no me riñó,
simplemente se sentó a escucharme contarle la maravillosa
historia de cómo la gallina pone un huevo”.
Jane siempre ha sido una voraz lectora y, de niña,
sus libros preferidos eran, por supuesto, los que tenían
que ver con animales: “El libro de la selva”,
“Tarzán”... unos cuentos que la hacían
soñar con viajar a África y llevar una vida
mucho más aventurera que la que soñaban sus
compañeras. Su madre, lejos de reírse de sus
locos sueños, la animaba diciéndole: “
Jane, si realmente quieres algo, trabajas duro y aprovechas
las oportunidades, encontrarás tu camino”.
Jane se tomó el consejo de su madre al pie de la
letra y, aunque estudió secretariado , consiguió
un trabajo en una productora de documentales.
Poco después, un amiga de la escuela la animó
a ir a Kenya con ella. Jane tuvo que trabajar de camarera
para poder comprarse el billete, pero no lo dudó ni
un momento. Su sueño se acercaba.
Llegó en barco a Kenya con 23 años y la mayoría
de las ilusiones. Allí oyó hablar del doctor
Louis Leakey, un renombrado paleontólogo y antropólogo.
Consiguió una reunión con él y, después
de demostrar sus conocimientos contestando correctamente a
todas sus preguntas sobre África y su vida animal,
él la contrató como asistente y le pidió
que le acompañara a él y a su mujer hasta el
yacimiento de Olduvai Gorge para buscar fósiles. Jane
casi no lo podía creer lo que se estaba sucediendo:
“Siempre recordaré la primera vez que tuve en
mis manos los huesos el hueso de una criatura que había
pisado la Tierra millones de años antes”.
Después de tres meses de excavaciones, el grupo volvió
a Nairobi (Kenya) y Jane empezó a trabajar en un museo,
pero en su viaje había hablado muchas veces con Leakey
sobre la posibilidad de estudiar a un grupo de chimpancés
que vivía en las orillas del lago Tanganika. “Podía
seguir trabajando en el museo o volver con Leakey y convertirme
en paleontóloga, pero esas dos carreras tenían
que ver con animales muertos. En esos momentos, mi sueño
infantil tenía más fuerza que nunca: De alguna
manera tenía que encontrar el modo de observar animales
en su propio hábitat. Quería aprender cosas
que nadie más supiera, descubrir sus secretos a través
de la observación paciente. Quería acercarme
lo máximo posible al hecho de hablar con ellos ”.
Leakey decidió que no había nadie mejor que
Jane para estudiar al grupo de chimpancés del lago
Tanganika, pero, al principio, las autoridades británicas
se resistían a la idea de que una mujer joven viviera
sola entre chimpancés en un paraje perdido de África,
pero finalmente accedieron y además la madre de Jane,
Vanne, se ofreció a acompañar a su hija durante
tres meses en esa gran aventura.
En julio de 1960, Jane y su madre llegaron al Gombe National
Park, en Tanganika. Al principio, el estudio de los chimpancés
no fue fácil para Jane, porque los animales escapaban
de ella y le llevó meses conseguir acercarse un poco.
Pacientemente, los observaba a través de los prismáticos
desde una colina y, poco a poco, se fueron acostumbrando a
su presencia.
Cinco años después de su llegada a Gombe,
Jane se doctoró en Etología en la Universidad
de Cambridge.
Quizás debido a su gran amor por África, buscó
un compañero que entendiese su pasión y se casó
en 1964 con el reportero de National Geographic Hugo van Lawick,
con el que tuvo un hijo Hugo Eric Louis, y del que se divorció
en 1974. Un año después Jane se casó
con el británico Dereck Bryceson que falleció
de cáncer en 1980.
Gracias a su perseverancia, Jane vio cómo su sueño
se hacía realidad. Su meticuloso estudio revolucionó
los conocimientos que hasta el momento se tenían sobre
los chimpancés: ella descubrió que estos primates
utilizan herramientas para, por ejemplo, cazar termitas, destruyendo
la teoría que decía que el hombre era el único
animal que usa instrumentos; y también constató
que los chimpancés cazan y comen carne, algo impensable
en ese momento. Además Jane descubrió que utilizan
plantas para curarse, adoptan crías cuyas madres han
muerto, aunque no exista parentesco entre ellas, o que pueden
transmitirse conocimientos y experimentar sentimientos como
el amor, los celos, o la ira, es decir, que son más
parecidos a los humanos de lo se creía hasta entonces.
Pero Jane Goodall no se ha centrado únicamente en
el estudio de los primates. En 1977, su fundación puso
en marcha el proyecto “Roots & shoots” (“raíces
y brotes”) para concienciar a los niños en favor
del medio ambiente y los animales.
Su labor científica y humana se ha visto reconocida
con numerosos premios internacionales, de los que el último
ha sido el Príncipe de Asturias de la Investigación
Científica y Técnica.
Todos creían que Jane apenas duraría unos
meses en Tanganika, pero su labor continúa hasta hoy
a través de la Fundación Jane Goodall. El problema
es que su reconocimiento internacional la ha convertido en
una mujer muy solicitada y tiene que viajar continuamente
para dar conferencias, charlas o asistir a cursos. Como ella
misma cuenta: “desgraciadamente, ahora no puedo pasar
demasiado tiempo en Gombe, pero, cuando estoy allí,
sólo quiero pasear tranquilamente por el bosque, sentarme
con los chimpancés y recargar mis baterías.
Es el paraíso”.
VÍDEOS DE Jane Goodall
A continuación podemos ver un vídeo de Jane Goodall :