HENRIETTA LACKS

Loretta Pleasant nació el 1 de agosto de 1920 en Roanoke, (Virginia, EEUU). Fue la novena de los 10 hijos de John Randall Pleasant I y su esposa, Eliza, que murió por las complicaciones de su último parto, cuando Loretta -a la que todos llamaron Henrietta, sin que se sepa la razón- tenía 4 años. Su padre no se vio con fuerzas para criar a los niños y los repartió entre sus parientes. A Henrietta le tocó vivir con su abuelo materno, Tommy Lacks, que tenía una pequeña plantación de tabaco en la ciudad de Clover (Halifax, Virginia). La niña creció en una humilde casa de dos pisos, que había sido el hogar de sus antepasados esclavos. Risueña y alegre, compartió juegos con sus primos y, para sorpresa de todos, se enamoró de uno de ellos, David Lacks.

En 1935, con sólo 14 años, tuvo a su primer hijo, Lawrence, y, cuatro años más tarde, nació la segunda, Elsie. Henrietta y David contrajeron matrimonio el 10 de abril de 1941, pero, por falta de dinero, no pudieron permitirse hacer luna de miel. Ambos trabajaban en la plantación de tabaco del abuelo pero, animados por algunos conocidos, decidieron trasladarse a un estado del norte del país para hallar un empleo más próspero. Se instalaron en Turners Station (Maryland), una localidad con mayoría de población afroamericana. David fue contratado en los astilleros de Sparrow´s Point y la familia pudo disfrutar de estabilidad económica.

En 1947, vino al mundo David (al que siempre llamaron Sonny) y, dos años después, Deborah. Joseph, el quinto retoño del matrimonio, nació en noviembre de 1950 en el John's Hopkins Hospital, el mismo centro al que acudió Henrietta cuatro meses más tarde, el 1 de febrero de 1951, cuando sufrió una hemorragia vaginal acompañada de fuertes dolores. Los médicos le detectaron un pequeño tumor en el cuello del útero, le hicieron una biopsia y, una semana mas tarde, comunicaron a Henrietta que tenía un tumor maligno, concretamente, un adenocarcinoma cervical. Ella no se lo dijo a su familia e intentó llevar una vida normal, pero en muy poco tiempo empeoró. A los tres meses, volvió al hospital y los doctores constataron que el tumor había crecido de forma alarmante. Fue sometida a radioterapia, pero la virulencia de su cáncer sorprendió a todos los que la trataron. El 4 de octubre de 1951, Henrietta murió. Tenia 31 anos. Los médicos hicieron la autopsia del cadáver y verificaron que la metástasis se había extendido por todo el cuerpo. Henrietta Lacks fue enterrada en el cementerio situado junto a la casa de su abuelo. Pero, tras su muerte, aquella anónima mujer afroamericana realizó una gran contribución a la Medicina que serviría para salvar millones de vidas humanas en los años venideros.

Siguiendo el protocolo habitual en los enfermos de cáncer, a Henrietta se le tomo una muestra de sus células para que fueran estudiadas. Hasta esa fecha, ninguna célula cancerígena había sobrevivido en un tubo de ensayo, pero las extraídas a Henrietta no sólo siguieron vivas, sino que se reprodujeron rápidamente. Así lo constataron George y Margaret Gey, investigadores del hospital John’s Hopkins, quienes enseguida dieron a conocer al mundo la noticia, puesto que significaba un paso de gigante para la lucha contra el cáncer y otras enfermedades. Aquellas células “inmortales” que permitían realizar todo tipo de estudios se etiquetaron como HELA, por el nombre y apellido de la donante (Henrietta Lacks). El azar hizo que George Gey anunciara su descubrimiento ante las cámaras de televisión el mismo día en que falleció la paciente.

Muy pronto, las células HELA empezaron a circular por los laboratorios de todo el mundo. Los mismos Gey se encargaron de enviar muestras por correo para que otros científicos pudieran estudiarlas y, en pocos meses, llegaron al continente europeo o a países como China, la India o Chile. Al principio, todo ello se realizó de manera desinteresada y altruista, pero, al poco tiempo, las compañías farmacéuticas consiguieron comercializar este material, que ha llegado a formar parte de más de 17.000 patentes. Gracias a las investigaciones que llevó a cabo con las células HELA, Jonas Salk presentó en 1955 la vacuna contra la poliomielitis. Las muestras también fueron de gran utilidad en el campo de la investigación genética y permitieron descubrir los vínculos genéticos en enfermedades como el síndrome de Down, así como realizar las primeras pruebas de preimplantación para la fecundación in vitro. Las HELA, que se han usado en la elaboración de medicamentos contra el sida, el párkinson, la tuberculosis, el herpes o la hemofilia, sirvieron al virólogo alemán Harald zur Hausen para demostrar que el virus del papiloma humano causa cáncer. Por sus estudios en este campo, fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina en el 2008. Otros de los ámbitos en los que las células de Henrietta Lacks han permitido avanzar son la clonación o la nanotecnología. Podría decirse que, actualmente, no hay laboratorio en el mundo que no trabaje con esta línea celular. Las HELA incluso han llegado a viajar al espacio exterior para observar cual era su comportamiento en situación de ingravidez.

Hasta 1973, la familia de Henrietta Lacks vivió ajena a los numerosos descubrimientos científicos a los que ésta había contribuido y supo de ellos casi por casualidad. Bob- bette Lacks, la esposa de Lawrence (el primogénito de Henrietta y David), cenaba con unos amigos entre los cuales se encontraba un investigador del Instituto Nacional del Cáncer, quien le comentó que su apellido era el mismo que el de las células que él utilizaba en el laboratorio y le pregunto si había conocido a la donante de las mismas, que se llamaba Henrietta. Asombrada, Bob- bette le respondió que era su suegra, fallecida hacia más de 20 años. La noticia emocionó a Lawrence y a sus hermanos, quienes sintieron que, de alguna manera, su madre seguía viva. Deborah Lacks fue la que más quiso saber sobre la enfermedad de su progenitora y el uso que se había hecho de sus células e incluso, en el 2001, visitó el hospital John´s Hopkins para ver muestras de HELA. La acompañó su hermano Zakariyya (el nombre que había elegido Joseph al convertirse al islamismo). También su padre, David, deseaba hacerlo, pero no pudo trasladarse por sus graves problemas de salud. El responsable del laboratorio, Christoph Lengauer, les dijo: “El descubrimiento de cómo se cura el cáncer será, sin duda, gracias a las células de vuestra madre”.

Aquejada de una dolencia cardiaca, Deborah Lacks falleció. Antes, había expresado los sentimientos contradictorios que le había despertado conocer la historia de Henrietta; “No puedo enfadarme con la Ciencia, porque ayuda a salvar vidas. Estoy enferma y soy una farmacia ambulante. Necesito un montón de medicinas y no estaría viva si alguien no se hubiera molestado en investigarlas. Pero no mentiré, me gustaría tener un seguro médico para no pagar tanto por comprar unos fármacos que, en cierto modo, mi madre ayudó a fabricar”.

La figura de Henrietta Lacks fascinó a la periodista estadounidense Rebecca Skloot, quien, tras 10 años de investigación, ha publicado el libro “The immortal life of Henrietta Lacks”. Parte de los beneficios de este libro, que es un “best-seller” en EEUU, han sido destinados a una fundación que ayudará a pagar un seguro médico a los descendiente de Lacks, así como becas a los afroamericanos que quieran estudiar carreras relacionadas con la Ciencia y, en especial, con la Medicina. La historia también ha cautivado a la presentadora Oprah Winfrey, que producirá un filme basado en el libro. El caso también inspiró un capítulo de la serie “Ley y Orden”, que la cadena NBC emitió hace poco con el título de “Inmortal”.

VÍDEOS DE Henrietta Lacks
A continuación podemos ver un vídeo de Henrietta Lacks :





Fotos de Henrietta Lacks:



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