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Garcilaso de la Vega



BIOGRAFIA DE Garcilaso de la Vega

Nombre Real: Garcilaso de la Vega.
Ocupación: poeta y militar.
Nacimiento: 1498.
Lugar de Nacimiento: Toledo, España.
Fallecimiento (†): Le Muy, Condado de Niza, Ducado de Saboya, 14 de octubre de 1536.


(Toledo, 1501? - Niza, 1536) Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago.

En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate, durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.

Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Boscán, en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido.

Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista.

Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los 40 sonetos y las 3 églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista y en ellos el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausias March. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una elegía a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía horaciana y virgiliana.


VÍDEOS DE Garcilaso de la Vega:

A continuación podemos ver un vídeo de Garcilaso de la Vega :











FOTOS DE Garcilaso de la Vega:

  

OBRA DE Garcilaso de la Vega:

  La obra poética en latín de Garcilaso deriva de su pertenencia a la Academia Pontaniana; se ha perdido la mayoría, o permanece anónima sin atribuírsele con seguridad. Sólo podemos identificar como suyas tres odas y un epigrama: el epigrama es conocido por la edición de su destinatario en 1553, la Oda II, a través de copias que se remontan al propio destinatario, Juan Ginés de Sepúlveda, y la I y III, a través de manuscritos de recopilaciones napolitanas de poesía latina que derivan de copias del cardenal Seripando. En estas recopilaciones napolitanas las dos odas aparecen con frecuencia anónimas, como por ejemplo en la del manuscrito misceláneo Vat. Lat. 2836, entremezcladas con poetas conocidos como el napolitano Girolamo Carbone (c. 1470–1528), el romano M. Antonio Casanova (c. 1477–1528), o Gian Battista Filocalo, profesor de humanidades en la Universidad de Nápoles (de c. 1527–1535) que hace de copista de esta sección; incluyen también series anónimas de epigramas funerarios, como los dedicados a la muerte de Ludovico Ariosto (1533).

El epigrama aparece claramente atribuido a Garcilaso de la Vega en la primera edición de la traducción de El caballero determinado de Olivier de la Marche por Hernando de Acuña, para quien lo compuso Garcilaso poco antes de su muerte, aunque durante algunos estudiosos del siglo pasado creyeron que podía ser obra de un hijo del poeta. Presenta numerosos motivos, expresiones e imágenes que aparecen en sus últimas poesías castellanas, como la égloga segunda y el célebre soneto sobre el motivo del carpe diem.

La primera oda está dedicada a Antonio Tilesio (1482–1534), autor de una pequeña colección de Poemata (1524) y una tragedia, Imber aureus. Al poco de llegar en 1532, Garcilaso agradece con este poema su amistad, hospitalidad y generosa acogida. Gracias a él halló consuelo a su situación personal mediante la poesía y las charlas en casa de Scipione Capece. Ha dejado a su familia en Castilla, y a ello alude desde el primer verso: «Vxore, natis... exsul relictis» («exiliado lejos de mi esposa y mis hijos») para recalcar después enseguida su carácter de hombre culto, que es lo que le interesa que tenga presente Tilesio, de 'Musarum alumnus' que ha sufrido el exilio entre los bárbaros de la isla del Danubio y ahora vuelve a estar donde merece.

La oda segunda de Garcilaso al humanista e historiador Juan Ginés de Sepúlveda (1490–1573), famoso por su estilo ciceroniano, «Arcum quando adeo religionis...» («Puesto que aún más tensar el arco de la religión...») es un breve poema dedicatorio o laudatorio, pensado quizá para los preliminares de la Historia de Carlos V que el famoso humanista preparaba en 1535. El poema recuerda primero la obra anterior de Sepúlveda (1535), su De convenientia militaris disciplina cum christiana religione dialogus qui inscribitur Democrates («Sobre la unión de la disciplina militar con la religión cristiana, diálogo titulado Demócrates»); se centra después en la figura de Carlos V como guerrero sanguinario y sin piedad, a través de las imágenes y símbolos del fuego que arrasa las mieses o el león aterrorizando a sus presas. Escrita en asclepiadeos horacianos, posee reminiscencias de Virgilio (que Garcilaso conocía muy bien) y, curiosamente, también de Catulo, en vv. 34–35: «non ferat indidem / ingeneretque...», donde recuerda al veronés en LXI, 214–215: «sed indidem / semper ingenerari».

La tercera oda es una curiosa escena mitológica sobre el inmenso poder de Cupido. No sólo los mortales están sometidos a su poder, sino también los dioses: Júpiter, Diana (la luna) y su hermano Apolo, la madre Cibeles, enamorada de Attis y la propia Venus, pendiente de Marte (o quizá aludiendo a su amor enloquecido por el adolescente Adonis, aunque no se expresa). Es un poema muy erudito, y alude preferentemente al poema de Catulo sobre Attis (LXIII) y a las quejas del Horacio maduro ante las nuevas solicitudes de la diosa de Chipre; al final Venus pide humildemente a su tiránico hijo que no deje nunca de abrazarla; es el poema más elaborado de los tres.

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