DONALD TRUMP

Donald John Trump nació el 14 de junio de 1946 en Nueva York (EEUU). Fue el cuarto de los cinco hijos de un matrimonio de origen sueco integrado por Mary MacLeod y Fred Trump, quien había hecho fortuna construyendo pisos en los barrios neoyorquinos de Queens y Brooklyn. Desde muy pequeño, Donald iba con su padre a inspeccionar los bloques y cobrar los alquileres y llegó a conocer Manhattan como la palma de su mano.

A los 13 años, entró en la Academia Militar de Nueva York, donde se graduó en 1964. Aunque estaba obnubilado con el mundo del cine y de las grandes estrellas, optó por estudiar Económicas en las Universidades de Fordham y Pennsylvania. Joven pragmático y ambicioso, decidió que “el negocio inmobiliario sería muchísimo más rentable. A partir de ese momento me uní a mi padre y continué con su imperio. El fue mi mentor y todo lo que sé se lo debo a él”, explicó en una ocasión. Juntos estuvieron cinco años, hasta que Donald se trasladó a Manhattan, instaló su propia oficina y, fiel a su ambición, se dijo: “Algún día esta isla será mía”, Obsesionado con el negocio inmobiliario, este hombre que se define como “paranoico y vengativo” (a la hora de cerrar un trato jamás estrecha la mano por miedo a contagiarse de gérmenes), heredó a los 28 años el imperio que había forjado su padre. El 7 de abril de 1977 contrajo matrimonio con una deportista checa, Ivana Zelnickova, a la que había conocido en 1976 durante los Juegos Olímpicos de Montreal, en los que ella participaba como patinadora artística. El primer hijo de la pareja, Donald Junior, nació el 31 de diciembre de 1977, después vino al mundo Ivanka -el 30 de octubre de 1981- y, en 1984, Eric.

Convertidos en paradigma de los nuevos ricos neoyorquinos, Donald e Ivana Trump oficiaban las fiestas más ostentosas y multitudinarias de toda la ciudad, donde sus invitados lucían joyas de incalculable valor, vestidos de alta costura y abrigos de pieles, se practicaban relaciones sociales de alto “standing” y se cerraban negocios millonarios. Con la astuta Ivana como vicepresidenta, Donald adquirió a lo largo de los años 80 algunos de los edificios mas emblemáticos de su imperio: el Grand Hyatt Hotel, la Trump Tower en la Quinta Avenida, el Taj Mahal Hotel & Casino, en Atlantic City, varios casinos en Las Vegas, el Hotel Plaza y “Mar-a-Lago”, una mansión de 103 habitaciones en Palm Beach que, ocasionalmente, alquila como club de multimillonarios. También se compró un avión Boeing 727, seis helicópteros y el “Trump Princess”, un lujoso yate de 90 metros de eslora que había pertenecido al millonario saudí Adnan Kashoggi. Hace un año confesó en una entrevista de televisión sobre esa adquisición: “Mi compra más cara fue a la vez la más tonta, ya que adquirí un yate que me costé 30 millones de dólares y nunca lo utilicé. Soy un gran amante del golf, lo que es incompatible con que te guste el mar” . En 1990, cuando Trump ocupaba el puesto decimonoveno en la lista de grandes fortunas estadounidenses según la prestigiosa revista “Forbes”, estalló la “guerra de los Trump”, Ivana descubrió que su marido le era infiel con Marla Maples, una modelo que había sido “Miss Georgia”, y presentó demanda de divorcio, iniciándose una de las separaciones más caras y de mayor repercusión mediática en Estados Unidos. Pese a que habían firmado un acuerdo prematrimonial en el que se fijaba el dinero que recibiría Ivana si se divorciaban, la ex patinadora le exigía la mitad de su fortuna, valorada en 187.000 millones de dólares. Finalmente, tras meses de batalla entre la legión de abogados de cada parte, llegaron a un acuerdo: la ex esposa se llevó 20 millones de dólares, una pensión anual de 600.000 dólares, todas sus joyas, una mansión en Connecticut y un apartamento en el Trump Plaza de Nueva York, además de la custodia de los tres hijos. Ya divorciado, el magnate se emparejó con Marla, quien, en octubre de 1993, tuvo a Tiffany. Dos meses después se casaron y se trasladaron a vivir a un fabuloso tríplex de 3.000 metros cuadrados en la Trump Tower. Pero en esos tres primeros años de la década de los noventa estuvo a punto de perderlo todo. El mercado inmobiliario se desplomó cuando él se había endeudado hasta las cejas para financiar la compra de varios casinos en Atlantic City. Con una deuda que rondaba los 8.000 millones de dólares, los bancos le atacaron sin compasión. Le conminaron a vender el yate, el avión privado y un helicóptero y, más humillante para él, le obligaron a presentar un informe financiero cada 90 días sobre los proyectos deficitarios. Finalmente, remontó la crisis sacando a la oferta pública uno de sus casinos, lo que le reportó 2.200 millones de dólares. Poco a poco, fue mejorando hasta volver a ser multimillonario. “Fue una etapa muy dura, pero aprendí mucho y fui capaz de controlarla”, dijo una vez.

Cargado de un gran “instinto sexual”, seguro de si mismo, inmune a las opiniones de los demás y sin vicios declarados (no bebe, no fuma y sólo admite debilidad por las mujeres), su ambición no conoce límites. En 1996, optó a las primarias para presidente de los EEUU por el partido republicano, pero no tuvo éxito por ser favorable a la despenalización de las drogas y a la Seguridad Social gratuita para todos los americanos. Mientras, su holding se ampliaba con casinos y hoteles en Chicago, Honolulu, Toronto, Tampa o Dubai, y rascacielos importantes de Nueva York, como el Empire State Building. Desinhibido y sin sentido del ridículo, ha participado en series de televisión como “El príncipe de Bel Air”, “Roseanne”, “De repente Susan” o “Solo en casa II”.

El 8 de junio de 1999 se divorcio de Marla Maples, después de que ésta fuera descubierta en una situación comprometida con su guardaespaldas en una playa. Marla también recibió una cuantiosa fortuna y la custodia de su hija. A partir de entonces, y pese a que, en 1999, sufrió el doloroso trance de perder a su padre, se hizo habitual ver a Trump rodeado de guapas jovencitas. Compró el concurso de “Miss Estados Unidos” y acuñó una fama de conquistador que acabó, en 2000, cuando se enamoró de Melania Knauss, una escultural modelo eslovena de 25 años con la que se casó en 2005. El pasado 6 de marzo, Donald se convirtió en padre por quinta vez tras el nacimiento del pequeño Barron William. A pesar de su enorme imperio inmobiliario, tiene tiempo para divertirse y en el 2004 creo el reality show El aprendiz, en el que se buscaba el mejor candidato para alguna de sus empresas. Aún sigue comprando rascacielos en las zonas mas exclusivas de Manhattan, convirtiéndolos en oficinas y apartamentos de lujo con las rentas más caras de la ciudad. El año pasado, la revista “Forbes” le colocó en el puesto 71 como uno de los hombres más ricos del mundo con una fortuna de 2.500 millones de dólares, a lo que Donald, fiel a su sentido del humor, exclamo: “Es un puesto bastante malo, pero suficiente. 2.500 millones de dólares te dan para salir a comer bien”.

VÍDEOS DE Donald Trump
A continuación podemos ver un vídeo de Donald Trump :





Fotos de Donald Trump:



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