Audrey Hepburn

audrey_hepburn∫Edda van Heemstra Hepburn-Ruston nació el 4 de mayo de1929 en Bruselas (Bélgica), hija de un financiero irlandés y una baronesa holandesa. Sus primeros años transcurrieron, junto con sus hermanos Ian y Alexander, en las posesiones de sus antepasados maternos en Holanda, sometida a una férrea educación. En 1938 sus padres se divorciaron y Edda se quedó con su madre, aunque luego se trasladó a estudiar a Londres para que su padre pudiera visitarla. En 1939, al estallarla Segunda Guerra Mundial, Edda se trasladó a Arnhem, ciudad holandesa en la que se aficionó al ballet. Fue su familia materna la que forjó su carácter, mucho menos dulce de lo que su imagen de eterna adolescente hacía suponer. Con l3 años, en plena invasión alemana, hacía labor de resistencia política que la llevó a estar cerca de un mes encerrada en un sótano sin apenas comida. Entonces se inició la anorexia que conformaría su físico, extremadamente delgado para su altura (llegó a medir 1,67 con un peso que nunca superó los 50 kilos).

En 1948 fue a Londres, donde se matriculó en un curso de ballet. Para costearse unas clases que su padre no aprobaba, trabajó como modelo fotográfica, convirtiéndose en Audrey Hepburn. Como tenía las piernas demasiado largas tuvo que dejar la danza clásica, pero empezó a trabajar como corista en un musical londinense y a estudiar arte dramático.

Su primera incursión en el cine fue la película holandesa “Nederland in 7 Lessen” (1948) y, en los siguientes años, actuó en varias comedias inglesas. Eso la catapultó a los escenarios del Broadway neoyorquino, tras ser descubierta por la escritora francesa Colette, que la propuso como protagonista de la adaptación teatral de su obra “Gigí”. Su interpretación fue premiada con un premio Tony en 1952 y se le abrieron las puertas de Hollywood. El director William Wyler le ofreció protagonizar “Vacaciones en Roma” (1953), una comedia romántica con Gregory Peck. Su trabajo en aquella película forjó un estereotipo de mujer que ya nunca la abandonaría en su carrera cinematográfica: encantadora, fresca, ingenua, con estilo y desparpajo, Pero la Hepburn no sólo conquistó al público. Hollywood le concedió al año siguiente el Óscar a la mejor actriz, que recibió de manos de Bette Davis.

Fue con su segunda película, “Sabrina”, de Billy Wilder, cuando la actríz puso de moda el estereotipo de la elegancia chic en una época en la que triunfaban las actrices exuberantes y curvilíneas. En esa película, que interpretó con el veterano Humphrey Bogart, fue el patito feo transformado en cisne gracias a los modelos del modisto francés Givenchy, que modeló su imagen. Ya para siempre sometida a sus dictámenes y convertido en amigo, Audrey llegó a decir de él: “Dependo de Givenchy igual que las mujeres americanas dependen de su psiquiatra”. Su pelo cortísimo, sus pantalones pirata y sus zapatos sin tacón fueron el referente de millones de mujeres en todo el mundo.

 Mientras rodaba “Sabrina”conoció a William Holden, de 35 años y casado. Se enamoraron, pero la relación se rompió cuando Audrey supo que, a causa de su alcoholismo, el actor se había sometido a una vasectomía que le impedía tener hijos. En el verano de 1954, empezó los ensayos de “Ondina”, una obra de teatro con Mel Ferrer, un actor poco importante pero muy atractivo del que se enamoró locamente. Se casaron ese mismo año en Suiza. Ferrer era un hombre de 35 años, con cuatro hijos de dos matrimonios fallidos, y ella tenía 25 y unas ganas enormes de tener muchos hijos. Por esas ansias desmedidas de ser madre, los dos abortos espontáneos que sufrió le supusieron una fortísima depresión. En los años que estuvo casada con Mel Ferrer, del que se separaría en 1968 porque el actor no soportaba el éxito de su esposa, Hepburn trabajó con los mejores realizadores de Hollywood.

Protagonizó “Una cara con ángel” (1955), de Stanley Donen; “Guerra y paz” (1956),de King Vidor, en la que consiguió que trabajara Ferrer pese a que el actor tenía fama de indisciplinado, vago y gafe;”Ariane” (1957), de nuevo con Billy Wilder; “Historia de una monja” (1959), de Fred Zinnemann, la película en la que quizás más han destacado sus enormes y oscuros ojos: “Los que no perdonan”, de John Huston; “Desayuno con diamantes” (1961), de Blake Edward, en la que interpretó a una prostituta tan romántica y delicada que apenas se percibía a qué se dedicaba su personaje, o “Charada” (1963),de Stanley Donen.

En 1960 consiguió dar a luz a su primer hijo, Sean, pero para entonces su matrimonio estaba en crisis. Fue aún más consciente cuando en 1963, en el rodaje de “Encuentro en París”, volvió a ver a William Holden. Pese a que su matrimonio tocaba a su fin y entre Mel y ella había una distancia abismal, en el invierno de 1966 Hepburn volvió a quedarse nuevamente embarazada. La actríz pensaba que aquel hijo serviría para que renaciera el amor, pero tuvo un aborto y en 1968 se divorciaron. Ese mismo año se le atribuyeron diversos romances -el más sonado con Alfonso de Borbón, duque de Cádiz-, pero la actriz no tardó en volver a casarse. Esta vez fue con Andrea Dotti. Este matrimonio no fue mucho mejor y le dejó un segundo hijo: Luca, nacido en 1970.

Para entonces ya había rodado “My Fair Lady” (1964), de George Cukor, “Dos en la carretera” (1967), de Stanley Donen, y “Sola en la oscuridad” (1967), un thriller de Terence Young. En 1983 se unió sentimentalmente a Robert Wolders, un ex actor holandés que había estado casado con Merle Oberon. El suyo no fue un amor apasionado, según aseguró siempre la actriz, pero sí encontraron el equilibrio para estar bien juntos.

Pese a que su carrera profesional estuvo plagada de títulos inolvidables, Audrey cometió algunos errores, como consentir ser dirigida por Mel Ferrer en “Mansiones verdes”, la peor película de su filmografía. Guiada por su estricta moral se negó a rodar con Alfred Hitchcock una película cuya protagonista era violada. Tampoco aceptó ponerse a las órdenes de Luchino Visconti en “Confidencias”, porque el argumento le parecía escabroso. Desengañada del falso oropel de Holllwood, fue espaciando su trabajo. En la década de los 70 rodó “Robin y Marian” (1976), de Richard Lester, y “Lazos de sangre”(1979), de Terence Young, y en la década de los 80 protagonizó “Todos rieron”, de Peter Bogdanovich, y “Para siempre”, un trabajo de Steven Spielberg con el que dio por finalizada su carrera ante las cámaras. Ya retirada, se volcó en la ayuda a los niños hambrientos de África. Fue durante años embajadora de Unicef y en 1992 realizó un viaje a Somalia que la dejó profundamente marcada.”Nunca me repondré de lo que he visto allí”, dijo en referencia a los miles de niños famélicos y enfermos que vio. Al poco tiempo le diagnosticaron un cáncer de colon. Se sometió a una operación en Los Ángeles, pero la enfermedad estaba muy extendida. En diciembre de 1992 se instaló en su residencia en la localidad suiza de Morges. Allí, con la elegancia que siempre la había caracterizado, esperó la muerte, que le llegó el 20 de enero de 1993.

VÍDEOS DE Audrey Hepburn
A continuación podemos ver un vídeo de Audrey Hepburn :





Fotos de Audrey Hepburn:



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