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Alfonso VI



BIOGRAFÍA DE Alfonso VI:

Nombre real: Alfonso VI
Profesion: Rey de Leon y de Castilla.
Nacimiento:
1065.
Lugar de Nacimiento: Lisboa


Rey de León (1065-1109) y de Castilla desde 1072, tomó también el título de rey de Toledo tras su conquista en 1085. Se desconocen el lugar y la fecha de su nacimiento; pudo ser en León hacia 1040. El obispo de Oviedo Pelayo le atribuye una edad de 79 años, dato erróneo sin duda por una defectuosa trascripción, debiendo darse como probable una vida de 69 años, con lo que habría que fijar su nacimiento en la mencionada fecha de 1040. En todo caso, en 1043 ya está documentado que los hermanos menores de Alfonso, García y Elvira, habían nacido. Murió en Toledo el 1 de julio de 1109. Era hijo de Fernando I de Castilla y de Sancha, la hermana del rey leonés Bermudo III. Tuvo dos hermanos mayores, Urraca y Sancho, y dos menores, los ya citados García y Elvira.

En el reparto que Fernando I hizo de sus posesiones, Alfonso obtuvo el reino de León y las parias de Toledo, mientras que Sancho, en tanto que primogénito, allegó el reino de Castilla y las parias de Zaragoza. A García, por su parte, le correspondió Galicia con las anexas tierras portuguesas y las parias de Badajoz y Sevilla. No conformes los dos hermanos mayores con sus respectivas herencias se disputaron mutuamente los bienes recibidos, lo que dio lugar a graves enfrentamientos bélicos. Fue el primero el 19 de julio de 1068 en Llantada; de él salió victorioso el monarca castellano Sancho II.

En 1072 vuelven a encontrarse en el campo de batalla, en Golpejera. Nueva derrota de Alfonso que es llevado prisionero a Burgos, destronado y desterrado luego. Se acogió a la hospitalidad de su vasallo el rey toledano Al-Mamún y se refugió en la ciudad del Tajo. En su ausencia, su fiel hermana Urraca, ayudada por el conde Pedro Ansúrez, logró alzar a Zamora contra Sancho II, quien, en su asedio, fue asesinado por Vellido Dolfos en el otoño de ese mismo año. Para entonces ya Sancho, con la ayuda o al menos con la connivencia de Alfonso, había desposeído a su otro hermano, García, de sus territorios gallegos. En junio de 1071, estando García por sus dominios portugueses, Sancho le arrebató Galicia; en los primeros meses de 1072 le planteó batalla y le derrotó. También, como Alfonso, se vio forzado al destierro; él en Sevilla. Abandonó esta corte mora a la muerte de Sancho pero fue para cambiarla por la torre del castillo de Luna donde Alfonso lo retuvo prisionero toda su vida.

Muerto Sancho II y anulado García, Alfonso VI une Galicia a León y se proclama rey de Castilla, quedando como único soberano de los reinos que su padre había dividido. Previamente tuvo que someterse en Santa Gadea de Burgos, ante el alférez castellano Rodrigo Díaz de Vivar, a la humillante situación de prestar juramento de no haber tomado parte en la muerte de su hermano. El 4 de junio de 1076 moría Sancho Garcés IV el de Peñalén despeñado por sus hermanos. Los vecinos fronterizos, Aragón y Castilla se apresuraron a repartirse el vacante reino de Navarra. Alfonso VI se anexionó la Rioja, zona siempre reclamada por Castilla, además de Álava, Vizcaya y buena parte de Guipúzcoa. En 1085 conquistó Toledo sin apenas esfuerzo militar. La ciudad capituló el 6 de mayo, y el día 25 se posesionaba de ella Alfonso VI. A partir de ahí pudo llamarse «emperador de toda España» (imperator totius Hispaniae). El cada vez más amplio dominio territorial del monarca cristiano que amenazaba a los reinos agarenos del sur peninsular y, en particular, la agobiante carga tributaria impuesta a Al-Mutamid de Sevilla, determinó a éste a pedir auxilio a Yusuf ibn Tashufin y sus almorávides del norte de África.

Llegados éstos a España iniciaron su avance hacia el interior. El primer enfrentamiento con las tropas de Alfonso VI se produjo en Sagrajas o Zalaca, en las proximidades de Badajoz, el 23 de octubre de 1086. Los castellanoleoneses sufrieron un severo descalabro. Los años que siguieron hasta la muerte de Alfonso fueron de constante pugna con los almorávides, siempre con resultado desfavorable para él; es el caso de las batallas de Consuegra (1097) y de Uclés (1108), en la segunda de las cuales murió su único hijo varón, Sancho. Con todo, y a pesar de que los almorávides pusieron cerco a Toledo en más de una ocasión, la capital no se perdió ni las fronteras se movieron considerablemente. En todas sus campañas sólo contó ocasionalmente con la colaboración del fiel, aunque desterrado, vasallo Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, quien no intervino en los momentos decisivos tales como la toma de Toledo o las batallas de Sagrajas y Uclés; no obstante, su hijo Diego murió en Consuegra tomando parte en la pelea.

Tras la muerte de Alfonso VI en 1109, en ausencia de un hijo varón, pasaron sus reinos a manos de su hija primogénita Urraca Alfónsez. No obstante, el gobierno de Portugal lo había cedido a su hija Teresa, casada con el conde Enrique de Borgoña, cuyo hijo Alfonso Enríquez se proclamaría más tarde soberano del independiente reino de Portugal.

Aspectos personales

Alfonso VI tuvo una intensa actividad matrimonial. Se casó en cuatro ocasiones legítimamente, tuvo otra esposa de dudosa legalidad y mantuvo relaciones estables con al menos otra más.

• Inés de Aquitania, hija del duque Guillermo VIII, fue su primera esposa. Prometida desde 1069 hubo de esperar a cumplir los catorce años para celebrar el matrimonio, cosa que debió suceder a finales de 1073 o principios de 1074. No tuvo hijos, razón por la que se dice que fue repudiada por el rey. Murió en 1078 y fue enterrada en el monasterio de Sahagún.

• Constanza de Borgoña, viuda sin hijos del conde Hugo II de Châlon fue su segunda esposa desde 1079. El deseo de Alfonso de engendrar un hijo varón no se vio colmado tampoco esta vez; tuvo dos hijas: Urraca, que a la postre sería reina de Castilla y León, y Elvira. Murió en 1093.

• Berta de Tuscia fue la tercera esposa. Estuvo unida con Alfonso VI desde finales de 1094 hasta su muerte en 1100. No tuvieron hijos.

• Beatriz fue la cuarta esposa. Se sabe muy poco de ella salvo que casó en 1108, un año antes de morir el rey, y que no tuvo descendencia.

• Estuvo ligado amorosamente durante algún tiempo con la princesa mora Zaida, hija, según algunos, del rey sevillano Al-Mutamid, o nuera de éste, lo más probable, por estar casada con uno de sus hijos del que quedó viuda. Venida a la corte toledana de Alfonso VI, éste la tomó por concubina hacia el año 1091, todavía en vida de la enferma reina Constanza. De tal unión nació su único hijo varón Sancho Alfónsez el 13 de septiembre de 1093, día y circunstancia en que perdió la vida la madre. Zaida se había convertido al cristianismo y bautizado en Burgos con el nombre de Isabel, por lo que también aparece a veces como Isabel de Sevilla. Para dar mayor legitimidad al hijo que había de asumir el trono de Castilla y León algunos historiadores coetáneos aseguran que se casaron canónicamente, lo que no parece cierto, pues Constanza murió casi a la vez (algunos meses antes) que Zaida.

• Por fin, Alfonso VI mantuvo relación extramatrimonial con Jimena Muñoz de la que tuvo dos hijas: Teresa, madre del primer rey de Portugal, y Elvira.

La frontera del Duero

Con Fernando I la frontera occidental del Duero había dejado de serlo, pues con las conquistas de Viseo, Lamego y Coimbra había avanzado hasta el río Mondego. Por la zona más oriental también se habían obtenido resultados de la campaña de 1060-1061 que permitió la ocupación de San Esteban de Gormaz, Vadorrey, Berlanga, Bordecorex y Andaluz, plazas fuertes todas ellas de la actual provincia de Soria. De Berlanga de Duero sabemos que, tras haber sido tomada por Fernando I, volvió a pasar a manos musulmanas; fue Alfonso VI quien la conquistó definitivamente en 1080 y quien, años más tarde, en 1089, se la donó al Cid en un gesto de reconciliación. En este mismo año de 1089 Andaluz recibe su propio Fuero otorgado por el conde Gonzalo Núñez de Lara, una vez repoblado el caserío por iniciativa real. A Alfonso VI se debe también la definitiva repoblación de la Osma y la conquista de Almazán hacia 1098, si bien la ciudad hubo de aguardar las intervenciones de Alfonso I el Batallador para su impulso definitivo. Algo similar sucedió con Soria, arrebatada a los musulmanes muy probablemente por el monarca castellano y repoblada luego por el aragonés.

Alfonso VI, pues, afianzó las posiciones durenses y aún hizo más: con la conquista de Toledo en 1085 llevó la frontera del río Duero al Tajo, quedando las tierras intermedias libres ya de toda amenaza.

En torno al románico

El reinado de Alfonso VI (1065-1109) coincide con el periodo de expansión del arte románico por la Península Ibérica. Las nuevas formas constructivas europeas que ya habían hecho aparición en Castilla y León bajo la soberanía de Fernando I se generalizan ahora y se difunden a través del Camino de Santiago. Alfonso VI potenció decididamente esta vía de peregrinación; a él se deben buena parte de los puentes que hacen transitable esta calzada, muchos de los hospitales y hospederías que la jalonan, y abundantes monasterios benedictinos levantados a lo largo del Camino a los que privilegió de manera especial. Por otra parte, abrió las fronteras españolas a la influencia de los francos y, en particular, de Cluny, otorgando puestos de responsabilidad y confianza a personas del país vecino.

Borgoñones fueron sus dos yernos, los condes Raimundo y Enrique, casados respectivamente con Urraca y Teresa; francesas, asimismo, dos al menos de sus esposas; y de igual procedencia fue el abad de Sahagún, Bernardo, luego arzobispo primado de la sede de Toledo. Hay que atribuirle la construcción de la colegiata de Santa María de Valladolid, a cuya consagración asistió personalmente el 21 de mayo de 1095, así como la de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, para cuyo fin donó hacia 1098 el lugar donde luego se levantó, asisitiendo además a la colocación de la primera piedra. Pero, sobre todo, la obra cumbre del románico hispano: la catedral de Santiago de Compostela. Aunque no hay certeza sobre la fecha de comienzo de esta monumental obra, la más comúnmente aceptada es la de 1078; en todo caso siempre bajo el reinado de Alfonso VI y el episcopado de Diego Peláez.

Diversas inscripciones en la fábrica compostelana aluden a ello; así: «Regnante Principe Adefonso constructum opus» (Obra construida reinando el príncipe Alfonso), o también: «Rex erat Anfonsus, gener eius dux Raimundus, presul praefactus quando peregit opus» (Era rey Alfonso, su yerno el duque Raimundo, cuando realizó la obra el mencionado obispo). El Monasterio de Santo Domingo de Silos también fue destinatario de los favores reales. La construcción del templo se había iniciado ya en 1041 pero se acabó y consagró en 1088. Previamente, en 1076, era canonizado el abad Domingo muerto tres años antes; el propio monarca presidió la ceremonia de traslado del cadáver a la iglesia románica que se estaba erigiendo. Buena parte del claustro, la que corresponde al primer maestro, se levantó asimismo reinando Alfonso.


FOTOS DE Alfonso VI:


  





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