Alejandro
Dumas Davy de la Pailleterie nació el 24 de julio 1802
en Villers-Cotterés (muy cerca de París). Su
abuelo era el marqués Antoine-Alexandre Davy de la
Pailleterie, que se había casado con Marie Céssette
Dumas, una esclava negra de Santo Domingo. Del matrimonio
nació Thomas-Alexandre, quien, pasados los años,
fue general de Napoleón Bonaparte. La madre de Dumas,
Marie-Louise Labouret, quedó viuda cuando él
tenía cuatro años. Su exigua pensión
como viuda impidió que su hijo pudiera educarse bien:
en 1811, con nueve años, ingresó en la Escuela
del Abad Gregorie, donde estuvo dos años.
En 1816, con 14 años, Dumas empezó a trabajar
como pasante de notario en Villers-Cotterés, pero dedicaba
más energía a la caza y los placeres de la vida
que al estudio de las leyes. En 1819 conoció a Adolphe
de Leuven, con el que escribió su primer trabajo literario,
y cuatro años más tarde se marchó a París
con algunas cartas de recomendación para los compañeros
de armas de su padre. Consiguió una plaza de escribiente
en la secretaría del duque Luis Felipe de Orleans,
con un sueldo de 1.200 francos anuales, lo que le permitió
independizarse de su madre y aplicarse al estudio de la Historia
de Francia y a la lectura de los autores clásicos.
En 1824 se convirtió en padre de su primer hijo, llamado
Alejandro y nacido de sus relaciones con la costurera Laure
Labey. Reconoció al hijo, pero se negó a casarse
con la madre. Le gustaban demasiado las mujeres para comprometerse
sólo con una.
Viviendo en París se despertó su interés
por el teatro, y dicen que su vocación literaria surgió
tras haber visto una representación de “Hamlet”,
de William Shakespeare. Tras iniciar una intensa labor investigadora
y ejercitarse en el arte de escribir, en 1825 estrenó
en un teatro de París un vodevil que tuvo mucho éxito
y le dio suficiente dinero para llevarse a su madre a París.
En 1829, después indagar mucho en los archivos, publicó
“Enrique III y su corte”, un drama histórico
con el que entró en el repertorio de la Comedia Francesa
y le reportó notables beneficios económicos.
Inspirada en hechos verídicos narrados en la “Historia
de Francia”, de Louis-Pierre Anquetil, pero aderezada
con el ingrediente de su enorme experiencia amorosa, el libro
se convirtió en una narración de escandalosos
adulterios y asesinatos. La obra supuso el inicio del teatro
romántico francés, género al que pertenecen
otras de sus obras como “Carlos VII con sus grandes
vasallos”, “la torre de Nesle”, “Don
Juan de Mañara” o “Kean y Katherine Howard”.
Pero, pese a su importancia literaria, no serían
estos dramas históricos los que lo consagrarían
como uno de los escritores más importantes de la literatura
francesa.
El éxito le llegó desde las páginas
del diario “Le Siécle”, donde desde marzo
hasta julio de 1844 se publicó, por entregas, la novela
“Los tres mosqueteros”. Con ella desbancó
al emperador de los folletines, Eugenio Sue, autor de “los
misterios de París”, que pasó a ser uno
de sus detractores más encarnizados.
Lo que no es demasiado sabido es que Dumas no creó
al mítico personaje del mosquetero D'Artagnan, protagonista
de “Los tres mosqueteros”, sino que salió
de un libro escrito por Courtilz de Sandras sobre un espadachín
de la guardia parisina. Aquel primer -y olvidado- D'Artagnan
se llamaba Carlos de Batz Castemore y nació en 1615
en Gascuña. A este mosquetero le pirraban los lances
amorosos, las joyas y los perfumes, nada que ver con el héroe
de Dumas, sosegado, enamoradizo, tosco y fiel. Características
que “mejorarían, en las diversas versiones cinematográficas
de la novela, donde aparecía como modelo ejemplar de
amante, amigo, servidor y espadachín. El maduro y reflexivo
Athos, el osado e inocentón Porthos -inspirado en el
padre del propio Dumas- y el espiritual y galante Aramís
fueron también ingredientes decisivos para el éxito
de la novela, que tuvo dos secuelas posteriores: “Veinte
años después” (1845) y “El vizconde
de Bragelonne” (1848). Pero Dumas tuvo también
la habilidad de retratar dos excelentes villanos en su novela:
la pérfida Milady de Winter, seductora espía
al servicio del intrigante cardenal Richelieu. Basado en el
cardenal Armand Jean du Plessis, represivo primer ministro
de Luis XIII y acérrimo defensor del absolutismo y
la unidad de Francia, Richelieu es uno delos malos del género
de capa y espada más conseguidos. Sus intrigantes maniobras
con las joyas de la Reina de Francia, que habían caído
en poder del duque de Buckingham y que D'Artagnan debía
rescatar, mantienen todavía hoy el interés del
lector.
Escritor prolífico -1.384volúmenes llevan
su firma-, en 1845 empezó a extenderse el rumor de
que Dumas no era el verdadero autor de las obras que aparecían
bajo su nombre, sino que usaba el servicio de “negros”.
Después de muchas investigaciones se ha determinado
que el novelista se apoyó en el trabajo de colaboradores
como Adolphe de Leuven, Paul Lacroix, Paul Meurice, Auguste
Vacquerie o Pier Angelo Fiorentino, quienes trabajaron como
documentalistas, redactores e incluso autores de esbozos de
tramas, que después eran desarrolladas y completadas
por Dumas con su particular estilo. Especial importancia tuvo
el trabajo de August Maquet, al que Dumas conoció en
1838 y cuya labor fue determinante en la elaboración
de las obras más conocidas del autor. Tanto fue así
que un tribunal designó en 1858 que Maquet había
sido coautor de “El conde de Montecristo”, una
de sus obras más famosas. Las peripecias de Edmond
Dantés, el marinero marsellés protagonista de
la novela, estaban basadas en un caso real extraído
de los archivos de la policía: el zapatero Picaud,
apresado por una falsa denuncia de espionaje, perdió
a su prometida y se vengó mediante la fortuna de un
eclesiástico que había conocido en la prisión.
Al igual que el protagonista de “El conde de Montecristo”,
Dumas poseyó una inmensa fortuna (llegó a tener
un castillo) que ganó gracias a su ingente producción
literaria, que entonces se pagaba por líneas. Pero
su afición por las mujeres, la buena vida y su magnanimidad
con los amigos lo llevaron a arruinarse repetidas veces. El
escritor mantuvo intensas relaciones amorosas con, por lo
menos, 15 mujeres, entre las que estuvieron las actrices Mélanie
Waldor y Marie Dorval, la cantante española Fanny Gordosa,
la amazona Adda Menken, con la que se retrató en unas
escandalosas fotos, o Belle Kreilssamner, con la que tuvo
en 1831 una hija: Marie Alexandrine. Sólo se casó
con una de sus amantes, la actriz Ida Ferrier, y prácticamente
lo hizo obligado porque en un baile organizado por el duque
de Orleans, al que había comparecido con ella, el aristócrata
le había dicho: “Supongo, Dumas, que no me presentaría
a otra que no fuera su mujer”. El matrimonio, celebrado
en 1840, sólo duró cuatro años.
Comprometido con las ideas republicanas, apoyó la
Revolución de 1848, año en el que publicó
“El collar de la Reina”, al mismo tiempo que su
hijo editaba “La dama de las Camelias”. En 1851,
acosado por la persecución política y después
de haber publicado novelas de acción e intriga, como
“La Reina Margot”, “El Caballero de la Casa
Roja” o “El tulipán negro”, Dumas
se exilió en Bruselas, donde vivían numerosos
oponentes de Napoleón III. En 1859 viajó a Italia,
conoció a Garibaldi y se unió a la causa del
general por la reunificación de Italia. En este país
- concretamente en Nápoles- vivió hasta 1865,
fecha en que regresó a Francia. Conferenciante y colaborador
habitual de revistas y periódicos, en 1868 empezó
la elaboración de un “Diccionario de cocina”,
que vería la luz después de su muerte. En 1870,
enfermo y arruinado, se instaló en la casa de campo
que su hijo tenía en Puys, donde falleció el
5 de diciembre de ese mismo año. “El autor es
inmenso; el hombre, admirable; el francés, ejemplar”,
dijo tras su muerte Victor Hugo, su amigo y rival. Sus restos
mortales serán dentro de poco instalados en el Panteón
de París.
VÍDEOS DE Alejandro Dumas
A continuación podemos ver un vídeo de Alejandro Dumas :